La frustración y el síndrome de «burnout» echan lamentablemente raíces inusitadamente profundas en los profesionales de las agencias, cuya salud mental se ve a menudo severamente baqueteada por el frenesí solapado a su trabajo.
En tanto en cuanto la insatisfacción laboral merma ostensiblemente la creatividad y la productividad de los trabajadores, las agencias deberían otorgar con urgencia un rol protagonista a la salud mental en su agenda.
La industria publicitaria puede aprender a cuidar la salud mental (vilmente desdeñada durante años) apoyándose en los consejos que disecciona a continuación Lisa Robben (Saatchi & Saachi) en un artículo para Horizont:
1. Los líderes deben proveerse de nuevas cualidades
No es un ningún secreto que para liderar bien hay que estar bien. Y es que los líderes juegan un papel absolutamente crucial en la implementación de medidas enfocadas a la salud mental en el seno de las agencias.
Durante muchos años los líderes en las agencias han vivido por y para trabajar y para ellos la jornada laboral de 60 horas semanales se ha convertido en la norma (una norma que han hecho por supuesto extensiva a sus subordinados).
Sin embargo, ya no basta con ser un trabajador infatigable para ser un buen líder. Quienes ocupan puestos directivos deben estar pertrechados también de «soft skills» como la empatía, la escucha, la compresión y la tolerancia a los errores. Solo apoyándose en estas «soft skills» los líderes podrán ganarse la confianza de las personas a su cargo y plantar la simiente de una cultura de trabajo saludable.
Un buen líder no trata a sus subalternos como meras piezas en el engranaje de una gran maquinaria productiva sino como a personas y tiene, por ende, también en consideración su situación personal.
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2. Es necesario aproximarse a la salud mental de manera holística
Para que la salud mental eche de verdad brotes verdes en las agencias esta debe forma parte de la cultura, una cultura que promueva valores como la confianza, la apertura de miras, la integridad, la solidaridad y la valentía.
Es importante que los empleados se inspiren los unos a los otros, compartan conocimientos, promuevan valores éticos y forjen todos juntos la cultura de la agencia.
Algunas agencias cuentan, por ejemplo, con espacios creados ad hoc donde los trabajadores intercambiar puntos de vista y ayudarse los unos a los otros a bregar con temas como la resiliencia, la desconexión digital y el síndrome de «burnout».
3. El cambio debe implementarse a todos los niveles
Para levantar los cimientos de una cultura de trabajo enfocada a la salud mental los cambios deben ser interiorizados por todos y cada uno de los miembros de la plantilla, desde el CEO hasta el becario.
Es además aconsejable que las agencias se cuelguen del brazo de expertos externos que las apoyen en la adecuada implementación de los cambios. Los expertos externos son dueños de un valioso «know-how» y pueden aportar además soluciones específicas enfocadas a targets muy específicos (la Generación Z, por ejemplo).
Es importante en todo caso empaparse de los deseos y las necesidades individuales de los trabajadores y después poner sobre la mesa soluciones que puedan resultar útiles para todos.
Los cambios no son, no obstante, inmediatos y tardan en germinar entre 24 y 36 meses en
4. Apostar por un «detox» digital al menos una hora al día
Interactuamos con el smartphone de nuestros amores alrededor de 2.600 al día. Este dispositivo nos roba muchísimo tiempo y renunciar a él parece casi imposible (en particular en las agencias).
Sin embargo, desconectar al menos una hora al día del teléfono inteligente y otros dispositivos tecnológicos puede obrar auténticos milagros desde el punto de vista de la salud mental. Razón de más para que las agencias promuevan el «detox digital» al menos una hora al día entre sus empleados.
Al fin y al cabo, no cuesta demasiado (y es aun así extraordinariamente eficaz) poner, por ejemplo el móvil en modo vuelo una hora antes de acostarnos.
5. No lo parece, pero la resiliencia puede aprenderse
La resiliencia brota de la confianza en nosotros mismos, de la autoestima, del conocimiento de las habilidades que atesoramos y de la cuidadosa percepción de la situación actual.
Es importante no hacer una montaña de un granito de arena, analizar cuidadosamente el problema que tenemos entre manos, examinar objetivamente la situación y liberarnos de yugos emocionales a la hora de enfrentarnos a contrariedades.
No se trata de ejercer de víctimas pasivas sino de buscar posibles soluciones de una manera tan optimista como activa y de aproximarnos a los retos de una manera estructurada.
Mostrar una actitud resiliente frente a los problemas puede parecer misión imposible a ojos de muchas personas, pero es una cualidad que puede entrenarse y cuyo entrenamiento las agencias deberían espolear en sus dominios.
