La crisis de la COVID-19 supuso un duro varapalo para el sector retail. De la noche a la mañana, la mayoría de las tiendas de toda España se vieron obligadas a echar el cierre, mientras que todos permanecíamos encerrados en nuestros hogares.

Poco a poco, fuimos saliendo de nuestras casas, pero la pesadilla no cesó para los puntos de venta físicos, que tuvieron que convivir durante meses con las restricciones de la movilidad, con los límites de aforo y con las estrictas medidas de protección para evitar los contagios.

Sin embargo, la pandemia no ha logrado cambiar uno de los hábitos preferidos por los españoles: salir de tiendas.

Al menos ésta es la impresión que nos queda al analizar los datos del ‘I Estudio de tendencias de tráfico en retail’, realizado por Galanta Analytics. Según el mismo, la afluencia de consumidores a los establecimientos físicos creció un 45,8% interanual en 2023.

Este incremento se ha notado especialmente en el caso de las tiendas de alimentación. Esto podría explicarse por la tendencia a buscar ofertas en diversas tiendas, como consecuencia del repunte de la inflación.

Además, no hay que olvidar que la facturación de este sector en nuestro país creció un 9,6% interanual en 2022, de acuerdo con los datos del estudio ‘El retail europeo 2022-2023’, elaborado por GfK, tal y como contábamos hace unos meses.

¿Cuándo preferimos ir de compras?

El análisis de Galanta Analytics nos descubre que el día de la semana preferido para ir a las tiendas es el viernes, por delante del jueves y el miércoles. En cuanto a las preferencias horarias, el mayor volumen de visitas se registró entre las 11.00 y 12.00 horas y entre las 19.00 y 20.00 horas. Pero el punto álgido para los establecimientos es el sábado a las 12.00 horas.

El informe concluye que estos datos pueden deberse a los hábitos de compra de los consumidores, la disponibilidad de tiempo libre durante la semana, la planificación de compras en función de eventos específicos, los horarios de apertura y cierre, la ubicación de las tiendas o sus estrategias comerciales, entre otros factores.

Además, no todos los meses son iguales. El estudio desvela que las tendencias a visitar las tiendas físicas siguen una tendencia similar en todos los sectores analizados, con un predominio de mayo y junio, que son los meses estrella, seguidos de agosto, septiembre y octubre.

Galanta Analytics hace hincapié en que se identifica una tendencia consistente de crecimiento, con excepciones notables en los meses de julio y diciembre.

En cualquier caso, se aprecia que el tráfico creció respecto al año anterior a lo largo de todo el ejercicio, con un repunte significativo en junio, pero seguido de una caída pronunciada en julio.

En su análisis sugiere que los consumidores tal vez adelantaron sus compras a junio, posiblemente influidos por estrategias comerciales o promociones especiales.

Y esta misma tendencia se repitió al final del año, aunque de forma menos pronunciada, ya que la afluencia se redujo en diciembre. En este caso, los consumidores quizá adelantaros sus compras navideñas para aprovechar las ofertas del Black Friday.

Además, Galanta Anlytics apunta que los factores climáticos, comerciales y económicos pueden ser algunos de los factores que influyen en esta estacionalidad.

Por otro lado, remarca que se aprecia que el aumento en el tráfico coincide con un incremento en el número de visitas mensuales por usuario. Según explica, este aumento en la frecuencia de visitas podría estar relacionado con factores económicos, como la inflación, que podría estar haciendo que los consumidores diversifiquen sus compras en diferentes establecimientos para maximizar su presupuesto y encontrar productos a precios más competitivos.

¿Cómo son los visitantes de las tiendas?

La investigación también analiza el perfil sociodemográfico de los consumidores que acuden a las tiendas. Según el estudio, predominan los visitantes con edades comprendidas entre los 25 y los 45 años. Galanta Analytics considera que este perfil coincide típicamente con una etapa de la vida en la que las personas tienen más ingresos disponibles y están más activas en términos de consumo.

En cuanto al estado civil, destacan los solteros y las madres con hijos, como consecuencia de las necesidades de consumo de estos segmentos poblacionales. Y si tenemos en cuenta el nivel educativo elevado, sobresalen los individuos con un elevado nivel educativo, con licenciatura universitaria. Esto podría explicarse por el mayor poder adquisitivo que se presupone a una formación superior, pero también a una mayor propensión a participar en actividades de compra.

David Ramos

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