No es ninguna sorpresa que la generación Z considera de otro modo el mundo laboral. En los últimos años se ha visto que no parecen demasiado entusiasmados con los horarios laborales tradicionales de 9 a 5, que aprecian por encima de todo la flexibilidad laboral o que cada vez valoran más el teletrabajo (por mucho que algunas empresas apunten en la dirección contraria).
Ahora, un nuevo estudio realizado por la firma Robert Walters y compartido por Fortune, ha confirmado datos sorprendentes sobre las preferencias de esta joven generación en el ámbito laboral. Muchas se veían venir o ya estaban encima de la mesa, pero ahora son los números los que parecen dar la razón a estos pronunciados cambios de tendencias.
La generación Z desconfía de ser jefe
En teoría, cuanto mayor cargo laboral se tiene, mayores son las responsabilidades que van adjuntas. O lo que es lo mismo, más se supone que crece el estrés. Por eso, teniendo en cuenta que los jóvenes de la llamada generación Z parecen dar prioridad a la salud mental o el tiempo libre, no resulta extraño que no deseen ser jefes. Algo en lo que ahora se ha puesto la lupa.
Según esta investigación, el 72% de los trabajadores de la generación Z prefiere progresar en roles de contribución individual en lugar de aspirar a puestos de mando como tales. Este dato contrasta fuertemente con las aspiraciones tradicionales de generaciones anteriores, que sí veían el ascenso a puestos de gestión como un objetivo profesional de lo más atractivo.
El estudio, que encuestó a un total de 3,600 miembros de la generación Z, también reveló que más de la mitad de los encuestados expresaron abiertamente su desinterés en convertirse en mandos intermedios. Esta tendencia ha sido denominada por los expertos como «desjerarquización consciente» y refleja un cambio muy claro en lo que venía entendiéndose como un éxito profesional.
Algo que es fácilmente explicable si se atienden a muchas noticias actuales. Hay que tener presente que la generación Z ha sido testigo de los despidos masivos de jefes intermedios en grandes empresas tecnológicas. Por ejemplo, en Google, 12.000 gerentes perdieron sus trabajos el año pasado, y la empresa ha anunciado que será más difícil ascender a roles de gestión en el futuro.
Una lucha por escapar del estrés
De la misma forma, los datos demuestran que el 75% de los jefes millennials se sienten cansados y estresados en sus puestos laborales. No es sorprendente, por lo tanto, que cuando se les preguntó a los jóvenes por qué rechazan los trabajos con mayor responsabilidad, casi el 70% de ellos respondieran sin tapujos: «Demasiado estrés, poca recompensa».
Una nueva demostración de la tendencia que desde hace tiempo parece ser clave en la vida de los jóvenes: anteponer la libertad y un equilibrio entre la vida personal y la profesional por encima de factores tradicionalmente asociados a ser jefes, como pueden ser ganar más dinero. De hecho, el sueldo, para bien o para mal, cada vez da la impresión de importar menos para muchos.