El despido disciplinario es el más grave que puede sufrir un trabajador, ya que no da derecho a indemnizaciones y sólo existe lugar a lo que corresponda por el finiquito.

Las empresas se reservan este tipo de despido para situaciones extremas. Suelen recurrir a él cuando el trabajador incumple de manera constante sus obligaciones.

Además, la ley es tajante en este sentido, y para que un despido disciplinario sea declarado como procedente debe estar justificado.

Debido a ello, resulta necesario conocer los motivos que avalan un despido de este calibre, tanto si eres empresario como trabajador.

Motivos que justifican un despido disciplinario

Una simple impuntualidad o una falta leve no son suficientes para que un empleado sufra esta decisión.

El artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores recopila los casos en los que el trabajador cae en un incumplimiento grave que es causa de despido disciplinario:

  • Faltas injustificadas de asistencia o impuntualidad repetida.
  • Desobediencia en el trabajo.
  • Faltas de respeto al empresario o a los compañeros, así como agresiones físicas o verbales.
  • Abuso de confianza y transgresión de la buena fe contractual.
  • Disminución voluntaria y continuada en la productividad.
  • Acudir embriagado o tras haber consumido drogas al puesto de trabajo.
  • Acoso a los compañeros por motivos raciales, étnicos, de orientación sexual o religiosos.
  • Acoso sexual a los compañeros o al empresario.

Como puedes comprobar, estas conductas son verdaderamente graves y justifican que la empresa recurra al despido disciplinario.

Eso sí, la empresa debe detallar los motivos de manera clara en la carta de despido, y el trabajador tiene derecho a acudir a la justicia.

Qué hacer si no estás de acuerdo con el despido

Si el trabajador acepta el despido debe asumir que no tendrá derecho a indemnización, aunque sí cobrará finiquito y podrá solicitar el paro si cumple los requisitos.

Una vez comunicado el despido, se abre un plazo de 20 días en el que el trabajador tiene la posibilidad de acudir a los cauces legales correspondientes.

Lo primero que debe hacer es solicitar un acto de conciliación. En caso de no llegar a un acuerdo, ha de interponer una demanda en el Juzgado de lo Social en los siguientes 20 días hábiles.

La justicia tiene 3 opciones: declarar válido el despido, considerar que es improcedente u optar por la nulidad del mismo.

En un despido improcedente la empresa tiene que readmitir al trabajador o pagar una indemnización, mientras que en un despido nulo se ha de readmitir al trabajador y además pagarle los salarios que no ha cobrado.

Deja una respuesta