Mi primer despido se produjo en junio de 2022, cuando Sendoso sufrió su primer recorte de plantilla después de la pandemia.

Llevaba 9 meses en la empresa, que me contrató por mi puesto como líder de contratación en Robinhood para crear todo el equipo de producto de Sendoso. Me despidieron justo después de lanzar el primer paquete de recursos para empleados como parte de una estrategia recién creada para la diversidad, la equidad y la inclusión, una de mis mayores pasiones.

Hubo muchas señales antes de que se produjera el despido

Primero hubo una «pausa en la contratación» y un «ejercicio de priorización» que apuntaba a lo que después llegó: el despido. En ese momento empecé a tantear mi red de contactos. 

La primera semana después de haber sido despedido recibí un total de 17 llamadas para conocer a posibles empleadores. Un antiguo compañero de trabajo me puso en contacto con el equipo de Atlassian cuando me enteré de que buscaban un reclutador de productos.

Firmé una oferta con la compañía 2 semanas después de mi despido en Sendoso y empecé un mes más tarde. Me encargaba de contratar a líderes de diseño de productos en Norteamérica y me encantaba el aspecto creativo del puesto y trabajar con los responsables de contratación.

Pero un día empecé a escuchar algunos de los mismos términos —pausa en la contratación, ejercicio de priorización— que había escuchado antes de que me despidiesen y me puse nervioso

Pero esta vez, además, se comentaba abiertamente que se estaban buscando formas de desplegar a los reclutadores en otros lugares de la empresa que se alinearan más con la estrategia de crecimiento.

Esto me ayudó a frenar un poco la ansiedad: un despido provoca siempre síntomas como los del trastorno de estrés postraumático. Los plazos para la ejecución de los despliegues se iba retrasando, pero al menos se seguían hablando de ellos, así que eso me reconfortaba.

Acababa de empezar a trabajar en la mejora de procesos —otra de mis grandes pasiones— cuando me despidieron.

En marzo, me despidieron de mi puesto como reclutador técnico sénior en Atlassian

Recibí un comunicado de la empresa en el que se decía que habría despidos y que todos recibiríamos un correo electrónico en 15 minutos para saber si estábamos afectados.

En ese momento me encontraba en un avión volviendo de Nueva York por mi cumpleaños. Mi notificación de despido llegó a mi bandeja de entrada un minuto antes del anuncio a toda la empresa. Otros compañeros que lo recibieron al mismo tiempo pensaron que era un correo de phishing.

Era la segunda vez en un año que me despedían. Aunque ya había indicios, el despido no dejó de afectarme con el añadido de que volvía a estar en paro con una competencia brutal, lo que me provocó ansiedad.

Las secuelas del segundo despido fueron diferentes

De repente, me encontré en una bolsa de trabajo con miles de personas compitiendo por los mismos puestos en LinkedIn.

Como reclutador, había visto un cambio drástico en la contratación, que había pasado de ser un mercado de candidatos a ser un mercado de empleadores, y eso se notaba en la forma en que las empresas contrataban.

Por lo general se desprecia a los reclutadores en tiempos inciertos y la gente piensa que lo único que hacen es contratar, pero en realidad son algunas de las personas más estratégicas dentro de una organización. 

Los reclutadores tienen que conocer múltiples aspectos del negocio, a menudo tienen líneas directas de comunicación con varios miembros de la alta dirección y tienen que pivotar entre ellos muy rápido.

Decidí centrarme en mi familia y amigos durante las primeras semanas de mi segundo despido

También tenía planeado un crucero con mi mejor amiga, que me sirvió de distracción.

Después del crucero, me lancé de cabeza a la búsqueda de empleo, aunque esas semanas cogí el COVID-19, pero probablemente fue un buen momento, porque no recibí prácticamente ninguna respuesta a ninguna de las solicitudes y peticiones de conexión que enviaba.

La situación era pésima. Las empresas estaban inundadas de currículums y no tenían capacidad para responder a todos los candidatos.

Vi salarios más bajos para puestos que requerían la experiencia que yo tenía, si no más

Yo ganaba 170.000 euros al año en Atlassian. Las descripciones de puestos con el mismo nivel de experiencia que yo mostraban salarios de entre 110.000 y 140.000 euros.

Las pocas llamadas que tuve desembocaron en el silencio total. A lo largo de mi búsqueda de trabajo el ghosting ha sido una dinámica habitual y me ha pasado más veces de las que puedo contar.

La experiencia más frustrante fue una de las pocas entrevistas que conseguí —en la que el vicepresidente de producto me había buscado personalmente en LinkedIn— y que terminó con un rechazo del jefe de talento.

Cuando pedí opinión, me dijeron que les preocupaban los «breves periodos» de trabajo de mi currículum y que buscaban a alguien con más experiencia.

Empecé a cuestionarme mi trayectoria profesional, mi nivel de competencia… básicamente todo. Estaba cayendo en una espiral oscura cuando conseguí otra entrevista, con una empresa emergente. Pasé todo el proceso, pero me rechazaron por estar «demasiado especializado».

Llevaba tiempo pensando en montar mi propia consultoría de selección de personal, y en junio, la idea tomó vuelo

Justo después del despido de Atlassian, un antiguo compañero de trabajo de Robinhood se puso en contacto conmigo en busca de ayuda para contratar personal autónomo, y acepté.

Poco después, mi ahora socio, que dirige su propia consultoría de coaching ejecutivo y desarrollo organizativo, me puso en contacto con uno de sus clientes que necesitaba ayuda para contratar a un ejecutivo de recursos humanos.

Siempre había pensado en montar algo por mi cuenta, pero no creía estar preparado. Cuando registré la LLC, de repente pasé de luchar por los pocos puestos de contratación disponibles a tomar las riendas de mi carrera.

Aún estoy superando la transición, pero ha sido un éxito. Este año voy camino de superar mi salario anterior.

Lo más importante que he aprendido de estos 2 despidos es que no debo dudar de mis aptitudes, mi capacidad o mi talento

Mis despidos fueron consecuencia de la economía y el mercado, pero, sinceramente, también creo que se debieron a que las empresas escalaron demasiado deprisa y contrataron en exceso pensando que el negocio seguiría creciendo a pesar de los problemas causados por la pandemia.

Habría estado bien que organizaciones como Atlassian hubieran conservado su talento y hubieran trasladado a sus empleados a otras áreas de la empresa.

Empezar de nuevo no es fácil, pero mi red me apoyó. Conseguí el primer cliente oficial de mi empresa gracias a esa red.

No quemes nunca un puente. Hubo gente que me ofreció ayuda con la que no había trabajado en más de una década. No hay que tener miedo de exponerse y pedir ayuda. Y aunque parezca imposible, tomar las riendas de tu carrera profesional es mucho más fácil de lo que crees.

Nota del editor: Sendoso no ha respondido a la solicitud de comentarios. Un portavoz de Atlassian envió la siguiente declaración a Business Insider:

Hemos reorganizado nuestra empresa para reflejar mejor el funcionamiento en un entorno macroeconómico cambiante y difícil. Hemos tomado decisiones difíciles para priorizar el trabajo más importante para nuestros clientes actuales y futuros. Aunque nos ayudó a racionalizar el trabajo, necesitábamos ir más allá en el reequilibrio de las habilidades que requerimos para funcionar más rápido en las prioridades de nuestra empresa.

Para ser claros, esta decisión no fue un reflejo del propio rendimiento financiero de Atlassian, ya que reinvertiremos en funciones que apoyen mejor nuestras prioridades.

Queremos dejar claro que estas decisiones no fueron un reflejo del trabajo de nuestros compañeros de equipo.

Miriam Pérez

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