Cómo reinventar el mercado de las golosinas y facturar más de 2M €

Cómo reinventar el mercado de las golosinas y facturar más de 2M €

Soy una adicta a la golosinas. Son mi perdición.

Y cada vez que paso por esas tiendas tan estéticamente impecables que muestran golosinas de todos los tamaños y colores, ordenadas al milímetro en pirámides perfectas, mis ojos se pegan como lapas al cristal del escaparate.

Me tiraría horas dentro de estos locales, probando, eligiendo y disfrutando de este inocente veneno azucarado.

Pero en el aire siempre queda la sospecha (que muchos comentan).

¿Son realmente rentables estas tiendas? ¿Cómo se mantienen en locales carísimos en zonas céntricas urbanas? ¿Son negocios que lavan dinero negro?

Domingo Ojeda y Gloria Dueñas, una pareja barcelonesa, decidieron probar suerte con este producto, pero cambiando por completo el concepto base y el público objetivo.

No iban a ofrecer golosinas para niños, sino para adultos.

En 2007, nace Happy Pills.

Apostaron desde el principio por el branding, por la diferenciación y por posicionarse en el mercado con una idea novedosa y divertida: las chuches como medicamentos.

Se presentan como una pequeña farmacia donde se ofrecen remedios dulces a los problemas cotidianos de la vida: peleas con el novio, días de mierda, jefes horribles…

El cliente, al entrar en la falsa farmacia, puede elegir sus medicinas y crear su propio bote o pastillero con etiquetas personalizadas.

Una buena dosis de azúcar para recuperar el ánimo.

La originalidad de la propuesta captó la atención de los medios, de los turistas (sus etiquetas están en varios idiomas) y de los barceloneses.

Como dijo Ojeda en una entrevista: “Partimos de la idea del ‘subidón’ que proporciona el azúcar de las golosinas y desarrollamos nuestro lema ‘Dulces remedios para males cotidianos’. Pensamos en incorporar mensajes positivos en los botes, con un estilo de comunicación que permite que se nos reconozca fácilmente al ver nuestro envase”.

La primera tienda abrió sus puertas en pleno Barrio Gótico de Barcelona y ahora la marca cuenta con más de 27 en 3 países diferentes. En 2016, la empresa alcanzó la facturación de 2 millones de euros (hoy será más).

A través del modelo de franquicia, ha logrado su expansión internacional. En Corea del Sur, han tenido un éxito rotundo, llegando a facturar más de 5 millones de euros.

También han sabido abrir una línea B2B, ofreciendo su producto como regalo de empresa. Movistar, Swaroski o Louis Vuitton han hecho encargos para regalar estos botes personalizados a sus clientes.

Siempre hay posibilidades de darle la vuelta a un producto y presentarlo al mercado como algo totalmente diferente.

La construcción de un buen concepto creativo, de una imagen verbal y visual cohesionada, la identificación correcta del público objetivo son piezas clave para transformar una idea sencilla en un fenómeno global.

Susana Luque

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