El emprendimiento no debe ser entendido como un sprint, sino una carrera de fondo. Los emprendedores deben iniciar sus negocios con la mirada puesta en el largo plazo. No hay ninguna prisa, no es una competición. Están creando una empresa que quieren que funcione durante muchos años.

Sin embargo, a juzgar por los datos Eurostat que señalan que el 62% de los emprendedores cesan su actividad antes de cumplir los cinco años, parece que todavía existen muchas lagunas a la hora de lanzarse a emprender. También son preocupantes los datos publicados  por la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) que muestran que, mientras el empleo asalariado creció en el mes de marzo, los autónomos cayeron por tercer mes consecutivo (-0,04%), registrando un descenso interanual de 3.041 autónomos en manufacturas (-1,5%), de 2.600 en hostelería (-0,8%) y de 19.900 en el comercio (-2,6%).

Claves para la rentabilidad del negocio

En primer lugar, es fundamental conocer al cliente ideal en profundidad. Cuando una persona decide emprender, debe preguntarse cuál es el tipo de persona con la que le gustaría trabajar y, una vez que la tenga bien definida, es muy recomendable que entreviste a personas que cumpla con esas características. Se trata de que conozca muy de cerca a su público objetivo y sepa cuáles son sus necesidades, miedos y sueños.

En segundo lugar, y gracias a toda la tecnología gratuita disponible, el emprendedor puede validar su idea de negocio a través de la creación de un contenido educativo de valor. Pueden ser publicaciones en una sola red social o un recurso gratuito que se descarguen a cambio de su correo electrónico. Debe ser una respuesta breve y concreta a la necesidad que tiene su cliente. Si, por ejemplo, su cliente quiere verse mejor con la ropa que viste, podrá crear una breve guía para identificar qué prendas les favorecen según su figura y actividad diaria, con ejemplos de outfits que les sirvan de inspiración.

En tercer y último lugar, la tarea será diseñar un servicio mínimo viable, una versión reducida del servicio oficial, para que así pueda ponerlo a prueba con los primeros clientes minimizando riesgos en caso de que no funcione como esperaba.

Si, por ejemplo, estaba pensando en lanzar un curso online, puede hacer una primera edición donde todo el contenido se transmita en directo a través de Zoom. Así podrá comprobar el efecto sobre sus clientes, recibirá su feedback y evitará perder el tiempo grabando vídeos que luego no funcionen.

Método de la triple validación

Estas tres claves son las que conforman el “Método de la triple validación”, el paso a paso que ha diseñado la mentora de negocios Lucía Jiménez Vida para ayudar a otras mujeres a emprender con un enfoque esencialista, centrándose en lo verdaderamente importante y creando garantías para que sus negocios sean rentables y puedan trabajar con sus primeros clientes en menos de 12 semanas.

“Cuando emprendemos, solemos encontrar recomendaciones de todo tipo sobre las tácticas que deberíamos llevar a la práctica para atraer clientes. Nos hablan de reels, de funnels, de ads… y de multitud de tareas que únicamente desvían nuestra atención de lo verdaderamente importante: conocer bien a nuestro tipo de cliente ideal, identificar sus necesidades y ofrecerles un servicio que las resuelva”, apunta esta mentora.

Por eso, a través de sus programas, Jiménez Vida apuesta por el esencialismo empresarial. “Abogamos por el menos es mejor. Reducimos la cantidad de objetivos, de exigencias y, por tanto, de tareas para centrarnos en lo vital y dejar a un lado lo trivial. Definimos nuestras metas y nos centramos en aquello que nos guía directamente a ellas, sin perder el tiempo ni trabajar más horas de las que realmente necesitamos, de manera que podamos crear tiempo para cuidar de nosotras y disfrutar de la vida”.

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