Ahora mismo en España hay más trabajadores que nunca renunciando a su empleo. En la primera mitad de 2022, el número de dimisiones se ha disparado a máximos históricos.

Es la misma tendencia que ha sacudido el mercado laboral de Estados Unidos, conocida como la Gran Dimisión, y que se ha traducido en 50 millones de estadounidenses dejando su empleo en 2021. La coincidencia, ahora, lanza la pregunta: ¿Estamos ante una Gran Renuncia a la española?

«Quiero mandar un mensaje de tranquilidad. En España no hay un problema de renuncia», dijo la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a mediados de mayo. Curiosamente, una semana después convocaba a sindicatos y empresarios para abordar precisamente el fenómeno de la Gran Dimisión.

En ese momento, España registraba la cifra más alta de renuncias en un mes. En abril, el número de profesionales que abandonaron voluntariamente sus trabajos alcanzó los 5.467, máximo histórico mensual desde que se recopilan estos datos (2001), según las estadísticas de afiliación de la Seguridad Social.



En el acumulado del año (enero-abril), sin embargo, el número no era el más alto. En los primeros 4 meses de 2007, como en 2008, llegaron a contabilizarse todavía más casos.

Poco antes de la publicación de estos datos, a principios de año, un informe de Hays avisaba de que más de la mitad de los españoles están desmotivados en su trabajo, pero no lo dejan.

Presentarse en el despacho del jefe con una carta de dimisión porque aspiras a algo mejor suena muy bien, pero no es fácil. Sin alternativa laboral, una ventana de oportunidad rápidamente cobra el aspecto de un precipicio.

Pero, ¿qué ocurre cuando el mercado laboral va como un tiro?

Ese mismo mes, en abril, España rompía la barrera de los 20 millones de afiliados a la Seguridad Social por primera vez en la historia. Es decir, que al mismo tiempo que el mercado laboral se encaminaba a un récord de afiliación en abril, se disparaban las dimisiones.

«Cuando las cosas van mal, la gente se agarra a su puesto de trabajo, pero en épocas expansivas se produce un repunte alto de renuncias, porque hay menor riesgo de quedarse en paro», explica Marta Martínez-Matute, doctora en Economía y profesora del Departamento de Análisis Económico de la Universidad Autónoma de Madrid.

Ahora, sólo 2 meses después, la fuga de empleados continúa y, en la primera mitad del año, ya sí que se superan todos los récords.

El número de trabajadores que renuncian a su empleo se ha disparado un 110% entre enero y junio y ahora sí que alcanza máximos históricos más allá de un mes aislado. Esto significa que, lejos de ser un hecho puntual, las renuncias podrían estar convirtiéndose en una nueva tendencia en el mercado laboral español, tal como ocurre con la Gran Renuncia en EEUU.

De la reunión convocada por el Gobierno con empresarios y sindicatos para abordar este problema no volvió a saberse nada. Fuentes sindicales señalan que hubo una primera reunión (en mayo) que concluyó sin avances y que no han vuelto a saber nada del tema.

Ello a pesar de que, en los primeros 6 meses de 2022, hubo 30.307 trabajadores que comunicaron su dimisión o baja voluntaria en sus empleos, según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Es la cifra más alta jamás vista y está lejos de las 23.859 renuncias registradas durante la primera mitad de 2007, en plena euforia económica por la burbuja inmobiliaria.

En 2007, coincidiendo con la mayor época de expansión de la economía y el mercado laboral de España, el número de dimisiones y bajas voluntarias alcanzó un pico histórico en más de 4.700 trabajadores indefinidos. Pero en 2008, con la crisis, empezó a caer.

Esto es lo que podría haber estado ocurriendo, al menos hasta ahora. Con el estallido de la guerra en Ucrania, la escalada inflacionaria y el soniquete de tambores de recesión en todos los frentes, la creación de empleo podría frenarse y el sentimiento de aferrarse al puesto de trabajo por temor a perderlo podría instaurarse de nuevo.

Pero conviene poner los datos en perspectiva. El aumento de renuncias en España es preocupante, pero está años luz de parecerse al drama de EEUU.

Si se compara con los más de 20 millones de ocupados en el mercado español, 30.000 personas no un dato muy significativo. «Aunque renunciaran 4.000 empleados todos los meses durante un año, apenas representarían el 0,3% de todos los ocupados», matiza Ansgar Seyfferth, colaborador de la Fundación Alternativas y director para España y Portugal de STAT-UP.

La Gran Renuncia española está años luz de lo que está ocurriendo en EEUU. Si en España dimitieron 4.000 empleados en marzo, en EEUU fueron más de 4 millones cada mes durante todo 2021.

Este récord de dimisiones y absentismo se ha traducido en una pérdida de 1.800 millones de horas de trabajo por empleados que dejaron de acudir a su puesto, lo que supuso un coste para las empresas de en torno a 39.000 millones de euros, según un informe de Madrid Foro Empresarial y la Fundación Pons.

¿’Gran Renuncia’ a la española?

Como dijo la propia Díaz, en España no hay una Gran Renuncia o Gran Dimisión como en EEUU. Pero, ¿puede haber una Gran Renuncia a la española?

La principal diferencia entre EEUU y España, apunta Seyfferth, es que «en España para mucha gente tener un buen trabajo es un activo que no se tira así como así por la borda. Esto en EEUU es otra historia. La estabilidad laboral como la conocemos aquí, allí apenas la hay».

En España, los derechos laborales aumentan en función de la antigüedad en la empresa. Como si de un programa de fidelización se tratara, el salario crece conforme pasas más años en la compañía y la indemnización por despido también es proporcional al tiempo de trabajo. Es una gran diferencia respecto a EEUU, donde el trabajador tiene muy poca protección en el empleo.

Otro factor que motiva la rotación laboral en EEUU es un paro en mínimos. En junio, la tasa de desempleo se situó en el 3,6% en EEUU, lo que significa que, de hecho, hay sobreempleo y la demanda de trabajo supera a la oferta. En España, en cambio, el paro es el triple, el 12,5%, y eso que también está bajando.

Como en Estados Unidos el paro es muy bajo, es más fácil dimitir, porque uno sabe que vuelve y va a encontrar empleo. En España, en cambio, hay una tasa de paro mayor.

Tanto la protección en el empleo como la tasa de paro se resumen en una frase: hace mucho frío fuera del puesto de trabajo y eso disuade a personas que, aunque sientan frustración en su empleo, no la manifiestan de esta forma. De hecho, el número de desmotivados no deja de crecer:

En 2021, el porcentaje de trabajadores desmotivados en sus empresas se situó en el 47%, según Hays. A principios de 2022, esa cifra había escalado al 54% de los profesionales.

Que los trabajadores españoles hayan saltado estas barreras a la rotación y se hayan disparado las dimisiones deja claro un cambio de tendencia en la forma de concebir el trabajo y el mercado laboral.

«El dato de dimisiones de marzo es un magnífico diagnóstico de cómo está el mercado español y cómo lo perciben los trabajadores. Hay más movimiento porque crece la percepción de que pueden encontrar un empleo mejor, y eso es positivo», apunta Gonzalo Bernardos, profesor titular de Economía de la Universidad de Barcelona.

Según explica Bernardos, hay 3 grandes motivaciones para dejar un trabajo. Son el salario, un jefe o mayor flexibilidad: «Diría que en un país de salarios precarios como este, la principal causa del cambio es el salario».

En España, el sueldo medio bruto supera por poco los 26.000 euros anuales, un 26% menos que el salario medio de la eurozona. En términos relativos, de hecho, es menos de lo que se ganaba hace 20 años.

Sin embargo, no es la única. «La pandemia ha hecho reflexionar a la gente sobre el trabajo que tienen y qué es lo que valoran en el trabajo, y están tomando decisiones», añade Christopher Dottie, director general de la consultora Hays España y vicepresidente de British Chambers of Commerce.

Este cambio de mentalidad fue precisamente el detonante de la Gran Renuncia en EEUU, según señala Marta Bengoa, catedrática de Economía Internacional en City University of New York y vicepresidenta ejecutiva de la Asociación de Comercio Internacional y Finanzas de EEUU: «En EEUU la mentalidad emprendedora, la tolerancia al riesgo y las oportunidades de trabajo han provocado que muchos trabajadores se plantearan su estilo de vida durante el pico de la pandemia (centrado en el trabajo, con largas horas, pocas vacaciones, alta productividad, mayor estrés…) y decidieran cambiarlo».

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