Imagínate poder degustar un vino sin alcohol con una mayor cantidad de antioxidantes, gominolas que te aporten los probióticos que tu microbiota intestinal necesita o un fish and chips vegano con una impresionante cantidad de ácidos grasos omega-3. Todas estas ideas ya están en marcha gracias a la innovación imparable del sector foodtech.

«Nosotros lo que hacemos son ingredientes funcionales», explicaba a Business Insider España en la FTalks Food Summit 2023 celebrada en Valencia Mariano Oto, CEO de Nucaps, una compañía navarra con papeletas para revolucionar para siempre la industria alimentaria, y también la farmacéutica. Nació en 2017, y comercializa sus ingredientes de nueva generación desde 2020.

«Cogemos principios activos que tengan poca biodisponibilidad, poca absorción, o poca vida útil, y hacemos un revestimiento con proteínas naturales para encapsularlos». Es una forma económica y completamente segura que permite crear nanocápsulas y biocápsulas personalizadas y libres de conservadores.

Las producen empleando maquinaria comercial ya existente, actualmente en España y Canadá, y pronto comenzarán a hacerlo en Japón. Su tecnología está protegida por cuatro solicitudes internacionales de patente, se ha probado en laboratorio y pruebas piloto y ha sido escalada con fines comerciales e industriales.

«Podemos encapsular prácticamente cualquier cosa y crear productos a medida», celebra Oto. Su disruptiva patente consigue aumentar la eficacia y absorción de los principios activos hasta 30 veces y con un coste un 70% más barato.

Sus minúsculas cápsulas —cuyo grosor es más fino que el de un cabello humano— pueden introducir compuestos en la industria de la alimentación y mejorar la composición nutricional de los productos por vías muy diferentes: a través de horneados, pan, lácteos, golosinas, bebidas sin alcohol, productos de proteína alternativa basada en plantas y un largo etcétera.

Hasta la fecha han lanzado hasta 60 tipos de nanocápsulas y seis patentes validadas en 27 países. En España han recibido inversión de compañías comon Central Lechera Asturiana, y colaboran El Caserío, Aceites Urzante o Bodegas Torres. Su plantilla actual cuenta con 12 empleados y en 2022, facturaron más de 300.000, cifra que prevén cuadruuplicar para 2023.

«Te puedes tomar un vino sin alcohol con un antioxidante, un probiótico o una vitamina D»

Ya son numerosos proyectos los que se benefician de esta puntera tecnología de encapsulación, que se caracteriza por su gran versatilidad: las nanocápsulas pueden no solo albergar ingredientes, sino incorporar aromas, colores, aceites, extractos o bacterias. Su potencial es prácticamente infinito y el grado de personalización, altísimo.

Antioxidantes del lúpulo de economía circular destinados a la cerveza 0,0 de Heineken, probióticos dentro de caramelos, el primer filete de pescado hecho con plantas con extracto de microalgas destinado al mercado fish and chips, vino 0,0 con polifenoles de la uva y vitamina D, o aceite de oliva enriquecido con polifenoles de los residuos del sector son solo algunos ejemplos.

Sus microcápsulas también se destinan a la alimentación para animales, desde piensos para ganadería —lo que permite reducir la cantidad de antibióticos que toman— a artículos para mascotas.

También tienen colaboraciones y estudios en marcha en el sector farmacéutico, como probióticos para psoriasis, antialergénicos, omega-3 para la alimentación de pacientes enfermos e incluso un extracto de plantas locales capaz de reducir un 28% la metástasis del cáncer de mama en un proyecto en Colombia.

Productos propios: reducción de sal, reducción de azúcar, salud de la microbiota y control de peso

Nucaps también ha desarrollado productos propios como NuCla, un producto alternativo a la sal que se disuelve en la boca, haciendo que el sabor salado se manifieste sin perjudicar a la salud. En colaboración con el Centro de Investigación en Nutrición de la Universidad de Navarra, Nucaps lleva a cabo el estudio GLUCOCAPS.

«En lugar de liberar en el intestino, se libera en boca despacito, dando una mayor
sensación de sabor salado», relata Mariano Oto. No requiere de una formulación compleja: sal común y proteína de lenteja. El etiquetado del producto final solamente debe indicar la sal.

Se trataría un poco de «hackear el paladar»: el cuerpo absorbe menos sodio y el alimento reduce un 40% la cantidad de sal sin que el sabor se vea perjudicado, beneficiando por ejemplo a pacientes con problemas de hipertensión. En las pruebas, los consumidores no saben distinguir el ingrediente normal y el bajo en sal.

Esta idea puede exportarse y replicarse con aromas de trufa, queso, azúcar y un largo etcétera. «Nosotros queremos usar los ingredientes de toda la vida y respetar el sabor de siempre». También ponen el foco en la alimentación vegetariana. Sin ir más lejos, todo el omega-3 que utilizan es de origen vegetal, basado en plantas.

Mariano Oto lo tiene claro: «El futuro está en diseñar alimentos que nos gusten, nos den los nutrientes que necesitamos, como una vitamina que nos falta o un determinado probiótico, y que aquello que nos moleste, como el azúcar o la sal, pueda reducirse». Nucaps pinta un futuro con alimentos tradicionales evolucionados y que multipliquen las vitaminas y nutrientes para nuestro organismo.

Andrea Núñez-Torrón Stock

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