El experto en liderazgo y gestión de equipos y autor del libro “Aprende a Sumar”, Pablo Gutiérrez, ha resaltado la importancia de formar equipos diversos, establecer entornos de confianza y promover su desarrollo constante como estrategias clave para que los autónomos logren el éxito en sus negocios. Para ello, ha explicado la metodología de ‘Crear, Creer y Crecer’ que lo emprendedores con asalariados a su cargo pueden aplicar.

El experto compartió que, después de obtener una respuesta positiva por sus publicaciones en LinkedIn sobre trabajo en equipo en el rugby, tras sus 15 años de experiencia como jugador en la selección de este deporte, decidió reunir todos sus conocimientos sobre gestión de personal y plasmarlos en un libro.

Gutiérrez, que también trabajó por más de una década como director de ventas en la compañía Orange, ha señalado qué tan importante es saber ser líder en la vida personal para poder ser un buen líder a nivel empresarial.

El método para que los autónomos gestionen bien sus equipos consta de tres pasos

Los autónomos con asalariados a su cargo deben, no sólo cumplir con las regulaciones laborales vigentes, sino también estar al tanto de aspectos más abstractos, como el desarrollo de su liderazgo empresarial. Es fundamental que el emprendedor sepa cómo ejercer de manera correcta la figura de líder y asegurarse de que sus trabajadores estén contentos y motivados.

Pablo Gutiérrez menciona una metodología llamada «Crear, Creer y Crecer» que pueden incorporar los autónomos a su rutina para formar y fortalecer a su equipo de trabajo. En primer lugar, la fase de «Crear» se centra en la formación del equipo, donde se prioriza la diversidad de habilidades y perspectivas. El experto señaló la importancia de contar con individuos que aporten diferentes competencias, pero que compartan los mismos valores fundamentales.

La fase de «Creer» se enfoca en generar entornos de confianza dentro del equipo donde el autónomo líder debe fomentar la apertura y la honestidad, animando a sus trabajadores a expresar sus ideas y opiniones sin temor a ser juzgados. “Esta confianza mutua es esencial para fomentar la innovación, la creatividad y la resolución de problemas efectiva dentro del equipo” apuntó Gutierrez.

Finalmente llegaría la fase de «Crecer», que se centra en el desarrollo y reconocimiento del equipo. El experto en liderazgo aconsejó no sólo valorar el éxito alcanzado, sino también el esfuerzo y la dedicación que ha tenido cada miembro del equipo, con el objetivo de seguir ampliando el equipo y los horizontes del negocio.

Los equipos de trabajo son como un equipo de rugby

El experto explicó que dirigir un equipo deportivo y liderar un equipo en una empresa comparten similitudes notables. En ambos casos, el trabajo en equipo es fundamental. Por ejemplo, en el rugby, ocho jugadores unen fuerzas para avanzar en la misma dirección, lo cual refleja la importancia del trabajo en equipo en una empresa. Además, los valores que se inculcan en el rugby, como el respeto al árbitro y a los compañeros, son similares a la necesidad de respetar a los superiores y a los colegas en el entorno laboral.

La humildad es otro valor fundamental que destacó Gutierrez tanto para aplicar en el rugby como en el trabajo. “En el rugby, no hay un jugador estrella, ya que todos contribuyen por igual y son igual de importantes” indicó el experto. Del mismo modo, en una empresa, reconocer la importancia de cada miembro del equipo y trabajar juntos hacia un objetivo común es esencial.

El proceso de identificar errores y buscar formas de mejorar también es común tanto en el rugby como en el entorno laboral. En el rugby, los jugadores revisan sus actuaciones para aprender de sus errores y mejorar en el futuro. De manera similar, en una empresa, es importante que el líder sepa reconocer los errores pero sobre todo, buscar soluciones para crecer y avanzar.

Además, tanto en el rugby como en el trabajo, se fomenta la resiliencia. En un partido de rugby, los jugadores pueden caerse varias veces, pero es crucial levantarse y seguir adelante. Del mismo modo, en el entorno laboral, enfrentar desafíos y contratiempos requiere de una actitud resiliente por parte del líder y sus trabajadores para superarlos y seguir avanzando.

El buen líder debe conocer sus puntos fuertes pero sobre todo, sus debilidades

La importancia del autoconocimiento es fundamental para ser un buen líder. “Esto implica reconocer tanto nuestras fortalezas como nuestras debilidades, y tener la capacidad de mejorar en áreas donde podamos ser más débiles y seguir fortaleciendo nuestras habilidades destacadas”.

Para el experto, las virtudes y valores de un autónomo líder son el resultado de la repetición de actos. “Cuando realizamos acciones de manera consistente, estas se convierten en hábitos arraigados en nuestra forma de ser, ya que los expertos dicen que se requieren aproximadamente 21 veces de repetición para convertir una acción en un hábito”. Por lo que Gutierrez ejemplificó la situación de, en el caso de querer mejorar la puntualidad, asistir puntualmente a reuniones en al menos 21 ocasiones ayudará a incorporar este comportamiento como un hábito en la vida diaria.

El buen líder debe estar actualizado en todo momento de las novedades en su campo de trabajo, y si bien es cierto que algunos individuos pueden tener ciertas cualidades innatas para el liderazgo, Pablo Gutierrez tiene claro que el liderazgo se aprende. “Ser líder va más allá de tener conocimientos teóricos; se trata de liderar desde nuestra propia esencia y forma de ser, inspirando a otros con nuestros valores y comportamientos ejemplares.

Andrea Cubas

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