La economía española va como un tiro (al menos si se la compara con sus vecinos europeos). Pero esa buena marcha puede truncarse en cualquier momento si se materializan algunas amenazas.

Hace unos días, el Fondo Monetario Internacional (FMI) mejoró sus previsiones para España en 2024: España crecerá más de lo esperado en 2024 y liderará el crecimiento entre los países del euro, según el último informe de previsiones publicado por el organismo.

Concretamente, el FMI prevé que el PIB crezca un 1,9% en 2024, cuatro décimas más de lo esperado, aunque mantiene sus estimaciones en el 2,1% para 2025. Con ese dato, la economía española crecerá por encima de Alemania, Francia e Italia. Además, se trata de una buena noticia, teniendo en cuenta que en sus últimas proyecciones (en enero) el FMI había empeorado sus expectativas de crecimiento para España en 2024.

Pero no todo es optimismo. En su informe, el FMI también alerta de riesgos para la economía española que podrían ralentizar ese crecimiento y aumentar la inflación.

1. La amenaza de la fragmentación política

España lleva tiempo conviviendo con un escenario político muy fragmentado: un gobierno de coalición formado por una mayoría inestable que oscila en base a acuerdos con partidos minoritarios, y con un PP que, desde la oposición, no detiene su ofensiva al Ejecutivo.

La crispación política y la fragmentación en el Congreso se ha convertido en una de las grandes amenazas para la economía española, a ojos del FMI:

«La prolongada fragmentación política interna podría obstaculizar la aplicación de las reformas estructurales y la consolidación fiscal, lo que a la larga podría empeorar la confianza empresarial, la inversión y el crecimiento, especialmente si se endurecieran las condiciones financieras», advierte el organismo.

No hay que irse muy lejos para buscar ejemplos que prueben las consecuencias de esa fragmentación: el fiasco de los Presupuestos Generales da buena cuenta de ello, después de que el presidente, Pedro Sánchez, tuviera que renunciar a su aprobación este año.

«El impacto global de esta prórroga de presupuestos va a ser la congelación de toda una serie de gastos, de inversión, y también de gasto en consumo público que estaba previsto en el presupuesto», coincide Raymond Torres, director de Coyuntura económica de Funcas.

Ahora, con las elecciones en Cataluña a la vuelta de la esquina, esa inestabilidad podría aumentar todavía más.

2. El peligro de no aprovechar los fondos europeos

España tiene una oportunidad de oro: aprovechar la inyección de dinero de los fondos europeos para hacer las reformas que pide Bruselas sin recortar inversiones. Pero el desafío también es mayúsculo.

«Otro riesgo (para la economía española) sería una utilización más débil o menos eficaz de lo previsto de los fondos Next Generation«, avisa el FMI.

España ha sido el primer país en recibir el dinero de los fondos europeos y uno de los más beneficiados en su cuantía: más de 163.000 millones de euros que irán a parar a la economía en un momento crucial, cuando el crecimiento podría verse resentido por una inflación más pegajosa de lo esperado, el impacto de los tipos de interés o el riesgo de recesión. Con una condición: hay que gastar ese dinero en tiempo récord, de aquí a 2026.

España no solo tendrá que gastar ese dinero rápidamente, sino que tendrá que acompañar esas inversiones de reformas estructurales y de una reducción de la deuda y el déficit que garanticen la sostenibilidad de las cuentas públicas, ahora que además regresan las reglas fiscales del Pacto de Estabilidad europeo:

«La deuda pública supera el 107% del PIB, sigue siendo elevada y el margen fiscal es limitado», avisa el FMI: «con una economía que funciona prácticamente a pleno rendimiento y que se beneficia de las subvenciones de los fondos europeos, hace falta una política fiscal restrictiva para restablecer un margen de maniobra adecuado frente a futuras crisis y reducir la elevada deuda a medio plazo».

«Los fondos europeos son un espejismo temporal. Mientras estén, España podrá hacer cierto ajuste fiscal sin necesidad de sacrificar inversiones, pero no durarán siempre. Si no planteas una política fiscal sostenible y aumenta el gasto, el ajuste y el sacrificio serán mucho mayores en el futuro», explica Enrique Feás, investigador principal del Real Instituto Elcano.

3. El precipicio de la recesión

«Una desaceleración brusca de la zona euro o mundial» es otro de los grandes riesgos para España. Una amenaza no tan lejana, si se mira hacia Alemania, que ya en 2023 se asomó al precipicio de la recesión.

El PIB de la locomotora germana se contrajo un 0,3% el año pasado, y la debilidad de su economía extiende las incógnitas al respecto de qué puede ocurrir en 2024 y cómo puede afectar al resto de economías europeas.

De sobra es sabido que, cuando Alemania estornuda, el resto de Europa se resfría. El peso de la economía y los estrechos vínculos con sus vecinos europeos son tales que, en caso de sufrir un grave shock, podría arrastrar al resto de Europa a una recesión.

España está en Europa. El 90% del ciclo económico español se explica por el ciclo económico de Europa, y Alemania es la economía más grande de Europa. Por sí sola representa 15% de la economía europea. Si la recesión se alarga en Alemania, es cuestión de tiempo que acabe golpeando a España.

 4. El recrudecimiento del escenario geopolítico

Guerra en Ucrania, guerra en Gaza, elecciones en Estados Unidos, elecciones europeas… 2024 está plagado de puntos calientes en el calendario y en el mapa geopolítico. El FMI también alerta de «la profundización de la fragmentación geoeconómica» como otra de las amenazas para la economía (española y mundial).

Por ejemplo, señala que «los principales riesgos al alza para la inflación incluyen un repunte de los precios mundiales de la energía».

En el caso de la guerra de Israel en Gaza, el FMI ya advirtió hace meses que, aunque todavía es complicado estimar su impacto, el conflicto constituye «una nueva nube en el no muy soleado horizonte de la economía global».

Las elecciones europeas, en junio, con el peligroso repunte de los partidos de extrema derecha, o los comicios en Estados Unidos, a finales de este año, con el posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, son otros ejemplos de las amenazas que acechan en el terreno geopolítico.

Las nuevas proyecciones del FMI se acercan a las del Gobierno, que anticipa un crecimiento del 2% este año, mientras que el Banco de España prevé un crecimiento del 1,9% este año y el siguiente y la OCDE, algo más pesimista, apunta a un 1,5% este año y un 2% el que viene.

Eso sí, el organismo advierte de que los riesgos ahora tienen que ver con «la prolongación de la fragmentación política interna, que podría obstaculizar la implementación de reformas estructurales y la consolidación de las cuentas fiscales». Esto, avisa, «podría terminar empeorando la confianza empresarial, la inversión y el crecimiento, sobre todo si las condiciones financieras se endurecieran».

«Se proyecta un crecimiento robusto de 1,9% en 2024 y 2,1% en 2025», señala el informe, que destaca el comportamiento de la demanda interna, cuyo crecimiento medio, de alrededor de 0,5% trimestral, «se prolongará en los próximos trimestres».

España crece más en un contexto en el que la economía global crece menos. Aunque el crecimiento mundial se mostró resistente en 2023 y la inflación disminuyó más rápidamente de lo previsto, los resultados divergieron entre países, con un fuerte crecimiento en Estados Unidos que contrasta con la ralentización en la mayoría de los países europeos.

«La economía española ha mostrado una gran resiliencia en un contexto de menor crecimiento en la zona euro y condiciones financieras más restrictivas», señala el FMI.

El organismo prevé que el aumento de las rentas derivado del alza salarial, sumado a la normalización paulatina de la tasa de ahorro de los hogares permitirán apuntalar el crecimiento del consumo, mientras que el empuje de los fondos europeos y la relajación de las condiciones financieras derivada de la esperada bajada de tipos de interés deberían producir cierto repunte de la inversión privada.

Según el informe, la inflación seguirá bajando en España a lo largo de 2024-25 en un contexto de reducción de los precios internacionales de la energía y contención de las presiones salariales, a pesar de que la retirada de las medidas de apoyo para paliar los efectos de la crisis energética y alimentaria producirá subidas puntuales de precios, aunque posteriormente la inflación debería retomar la tendencia a la baja, acercándose a la meta del BCE (2%) a mediados de 2025.

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