Es la tecnología de moda. También, por supuesto, entre los inversores en startups. Desde que herramientas como ChatGPT vieron la luz, son cada vez más los empresarios y emprendedores que se apoyan en la IA para su día a día.
Atraidos inicialmente por la curiosidad pero convencidos de las infinitas posibilidades del invento, tienden a dejar tareas tediosas como la organización de sus agendas o la redacción de correos electrónicos en manos de una IA que va camino de convertirse en muchos casos en el mejor asistente que nunca desearon.
«Nosotros personalmente la usamos muchísimo. Además, yo creo mucho en ella. No estamos en el momento en el que pueda sustituir tareas humanas, pero sí creo en la visión del ser humano potenciado por la IA«, empieza explicando Javier Megias, director EMEA del fondo de inversión Plug and Play.
«A lo mejor antes un analista podía dedicar dos días a hacer una base de datos que sirva para un análisis de la competencia. Esto, que no es un trabajo especialmente creativo, lo puede hacer la IA, que es experta en analizar grandes volúmenes de datos y encontrar patrones», añade Megias.
En su caso, esa búsqueda de patrones se centra muchas veces en redes sociales profesionales como LinkedIn, donde trabajadores de todo el mundo relatan su experiencia profesional y amplían sus contactos. «Para nosotros, por ejemplo, un buen indicador es que un emprendedor haya salido de una gran empresa tecnológica«, detalla Megias.
Y añade: «Si tienes una IA que es capaz de ir analizando constantemente los perfiles de la gente que va saliendo, es muy posible que encuentres empresas interesantes». Esto, por otra parte, ha obligado a los fondos de inversión a contar con trabajadores formados, por ejemplo, en programación, algo que hace unos años hubiese sido difícil de imaginar.
El resultado es que su trabajo hoy es más fácil: «Tenemos un programita que no es gran cosa pero que nos baja de la web información sobre la empresa con la que nos vamos a reunir y nos la resume en dos páginas: quiénes son, quién es la competencia, en qué mercado operan, cuáles son sus productos», cuenta Megias.
Esto, con un añadido: aunque la IA presenta sus propios sesgos, estos son muchas veces algo más sutiles que los que lleva incorporado de serie cualquier analista.
«Al final, hay ciertos perfiles que siempre te llaman la atención: hombre blanco salido de una gran universidad como Stanford, por ejemplo. Pero la IA no tiene tan en cuenta cuestiones como la raza o el sexo, no cae tanto en esos sesgos, y eso es bueno, porque el que sabe montar una startup sabe hacerlo, da igual de dónde venga«, comenta el inversor.
Oscar Ramos, socio director de Orbit Startups, un fondo de inversión especializado en mercados emergentes, le pone nombre a una de las herramientas que más utiliza: Grammarly. «Yo me comunico mucho en distintos idiomas, y uso esta herramienta porque me ayuda a corregir los mensajes», explica Ramos.
No es la única IA que lo asiste. ChatGPT y alternativas similares también hacen su día a día algo más fácil: «Las uso para hacer más rápido preguntas cuando quiero buscar cosas. Puedo preguntar de una manera más natural. Me permite refinar la búsqueda más que internet. Con preguntas naturales y respuestas naturales, puedo saber, por ejemplo, qué empresas son relevantes en un sector en Pakistán».
Pero si hay alguien que conoce de cerca lo que puede dar la IA esa es Patricia Pastor, que ha lanzado recientemente un vehículo inversor, Global Omnium, especializado precisamente en esta tecnología. «Nosotros usamos nuestra propia versión de ChatGPT, a la que hemos ido añadiendo capas que necesitamos en forma de etiquetas».
Esto le permite a ella y a sus socios acceder de manera rápida y fácil a información actualizada en tiempo real sobre, por ejemplo, cuántas startups operan en el campo de la IA en países como Francia o España.
«Lo usamos también para el análisis, para hacer informes. La gente no se puede imaginar la cantidad de cosas que han cambiado en la industria gracias a la IA. Nos abre un abanico enorme de posibilidades y, sobre todo, nos permite ser muchísimo más eficientes. No sé si la IA es más rápida, pero desde luego sí es más resolutiva«, añade Pastor.
La IA es una ayuda, no un sustituto
¿Llegará el día en que el trabajo de un inversor experto lo pueda hacer una máquina? Para las fuentes consultadas, el sector está muy lejos de esto. La IA es una ayuda, nunca un sustituto: sigue siendo necesario un componente humano.
«La IA solo asiste porque la calidad del dato todavía es mejorable. Tienes que revisar todo lo que te da y añadir tu propio criterio», comenta Megias.
«La IA puede ayudar a automatizar y hacer más eficientes algunos procesos, pero la decisión final siempre es subjetiva, y creo que esto va a perdurar mucho en el tiempo, sobre todo en las etapas iniciales de inversión. Porque eso es también lo bonito de invertir, recurrir también a la intuición», explica Edgar Vicente, socio de Enzo Ventures.
Ramón Navarro, CEO de Nuclia, una startup que precisamente está especializada en IA, usa esta tecnología habitualmente. «Me ayuda a escribir muchas cosas. Me apoyo para esto en ChatGPT. También para traducir textos, aunque lo hace mejor en unos idiomas que en otros, y para buscar información, para escribir artículos que van al departamento de Marketing…».
Sin embargo, explica, en Nuclia han tomado una decisión radical: no usan la IA para programar.
«Lo hemos debatido varias veces y la experiencia en nuestro caso es que, dado que estamos desarrollando algo muy novedoso, muchas veces las herramientas auto generativas de código no dan los resultados más acordes a lo último que ha salido», sentencia Bosch.