Hace ya tiempo que se viene formando la tormenta perfecta de las fintech. Más allá de la crisis de financiación para todo el ecosistema –que sigue tocando de lado a España, de momento–, el cuestionamiento a algunos modelos de negocio ha marcado la tendencia. Especialmente las tecnológicas que venían a cambiar la concepción del dinero y la banca tradicional. Klarna, una de las startups más mimadas de Europa, y Bnext, fintech española, representan la situación. Una de ellas está intentando buscar solución financiera, la otra ataca modelos de negocio alternativos para salir del paso.

Bnext venía tiempo acusando problemas. Casi desaparecida del terreno de juego, cada movimiento acercaba el negocio a un paso más cerca del abismo. Con un lanzamiento de tókenes, de la mano de Bit2Me, la fintech apuntaba a una necesidad ingente de capital. Hace solo unos días, anunciaban algo que el mundo tecnológico financiero venía evitando: las comisiones por mantenimiento de cuenta. Tenían que hacer rentable el negocio por encima de todo, y fue copiando una de las características más odiadas de la banca tradicional. Más tarde, se sabía que Bnext estaba en búsqueda activa de socios. Uno que comprase la mayor parte del capital de la compañía y les permitiese tener algo de oxígeno.

¿El problema? No es el mejor momento para buscar un mejor postor, o negociar con el poder sobre la mano, y menos para un sector fintech que viene acusando cierta saturación desde hace tiempo y que cuenta con grandes jugadores. Klarna, que también necesitó capital hace unos meses, se encontró precisamente con este problema.

El caso del Klarna, en cualquier caso, es mucho más complejo que el de la experiencia española. El negocio de la fintech sueca juega en un sector altamente denostado: compra ahora y paga después. Los pagos aplazados de toda la vida, pero traídos al mundo digital. El funcionamiento, el mismo que el de siempre. Klarna fue una de las que lideró un mercado que poco a poco fue encontrando muchos rivales. SeQuora, Banco Santander con Zinia, la propia Stripe o SlightPay entre otros muchos han triunfado en un negocio que ha entrado en conflicto con la crisis.



Nuevos modelos de negocio: la idea de Klarna

2022 no ha sido el año para la fintech de compra ahora y paga después. En solo unos días, la valoración de Klarna se fue a los suelos. Perdía el 86 % de su valoración pasando de los 46.000 millones a los 6.700. Era un golpe duro para una startup que siempre había gozado del favor del capital. Los 800 millones de dólares de ronda de financiación que la fintech se vio obligada a levantar para mantener el negocio, fueron los más duros de su corta vida.

Era una de las primeras muestras de que algo no marchaba bien a futuro para el sector fintech. Tras años de buenos negocios en lo financiero –los tipos bajos eran muy atractivos para los clientes–, venía la resaca. Que se traducía en lo peor para la economía: la incertidumbre. Ponía, además, un problema sobre la mesa: ¿serían capaces las tecnológicas de sobrevivir sin la financiación privada? Alimentadas durante años con capital sin límite, tarde o temprano el sector tendría que enfrentarse a la cruda realidad. Los años de bonanza se acercan irremediablemente a los de la consolidación en un sector que aún tiene que reorganizarse.

No fue una caída que pasase de largo. En apenas unas semanas, Klarna del proyecto de hub tecnológico que tenía pensado para España. También vio cuestionado su modelo de negocio en una crisis de inflación. Acompañada por la crisis energética y la guerra de Ucrania. Por último, hizo lo que cientos de compañías del sector tecnológico llevan haciendo en 2022: despedir a parte de su plantilla. El 10 % de Klarna se fue a la calle de la noche al día. 700 empleados que vistas la cifras de Twitter con casi 3.000 bajas o los 11.000 de Facebook se antojan pocos.

Ahora como comparador de precios

Con todo, Klarna sigue intentando salvar los muebles de la compañía. Con «el compra ahora y paga» después en horas bajas ante el miedo inversor de una crisis de deuda, la fintech se ha ido a un sector completamente diferente. Concretamente el de los buscadores y comparadores de ofertas.

De momento, y según anuncia Bloomberg, Klarna lanzará su herramienta de búsqueda en Reino Unido y varios países nórdicos, tras lanzarlo en Estados Unidos, con el objetivo de diversificar las fuentes de ingresos. También de amortizar la compra que la fintech hizo el pasado año de PriceRunner por 125 millones de dólares. Una adquisición que ahora supone el pilar de la reestructuración que Klarna lleva tiempo afrontando. Pero que, sin embargo, encontrará en Google o Amazon grandes rivales a tener en cuenta.

Ara Rodríguez

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