La presión fiscal, los costes salariales y el precio de la energía son los principales lastres que afectan a los negocios. Así lo consideraron desde el Consejo General de Economistas (CGE), tras la publicación de su Barómetro semestral, en el que hicieron un repaso de la última mitad de 2023 y avanzaron unas perspectivas moderadamente pesimistas para el comienzo de este año.
En este sentido, el 76,4% de los economistas consultados por el CGE prevé que la situación económica será, en los próximos seis meses, peor que la actual. Ello es debido, en parte, al incremento del paro que seis de cada diez auguran en la primera mitad del año, así como a la menor capacidad de ahorro por parte de los hogares, lo que se traduciría, previsiblemente, en una caída del consumo.
En paralelo, casi ocho de cada diez economistas consideraron que la formación del nuevo Gobierno de España el pasado noviembre afectará negativamente al crecimiento del país en 2024. Del total, el 47,5% afirmó que este factor será “muy negativo” para España este año.
Ante estos resultados, el presidente del Consejo General de Economistas (CGE), Valentín Pich, afirmó que “la encuesta pone de relieve una cierta sensación de pérdida de ritmo de nuestra economía para este año, algo de lo que venimos advirtiendo desde la organización de los economistas”.
La presión fiscal y los costes salariales están frenando la competitividad de los negocios
A tenor de los datos que el CGE ha recopilado en su Barómetro, los economistas concluyeron que “el escenario actual, marcado por una elevada incertidumbre, un menor crecimiento económico en el ámbito internacional, la inestabilidad geopolítica y el impacto de la política monetaria contractiva del Banco Central Europeo, condiciona una expectativa de evolución poco favorable para el primer semestre de 2024.”
Además, la presión fiscal y el aumento de los costes salariales que los negocios están teniendo que asumir debido al incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) son, para los economistas, los principales frenos a la competitividad de la economía española en comparación con los países de nuestro entorno.
En concreto, el 73,5% de los economistas consideró que la presión fiscal “afecta mucho” a la competitividad de los negocios; mientras que el 70,5% identificó los costes salariales como un freno importante. Les sigue el precio de la energía, el acceso a la financiación y la evolución del consumo en los próximos meses.
El presidente del CGE, Valentín Pich, recordó que, “desde 2019 hasta hoy, la suma de impuestos y cotizaciones sociales se ha incrementado más en España que en ningún otro país de la Unión Europea”, así como que “no hay que olvidar que, dado nuestro nivel de desempleo, la abultada economía irregular y de que buena parte de la población obtiene rentas bajas que no tributan, el peso de esta presión fiscal recae en las clases medias.”
Por otro lado, con respecto a los elevados costes salariales, el presidente del Consejo General de Economistas puso sobre la mesa la propuesta de “explorar la posibilidad de reducir las contribuciones a la Seguridad Social, con lo que se reduciría el coste del trabajo, fomentando así la creación de empleo y desincentivando la economía sumergida”, valoró Valentín Pich.
Los economistas anticipan que el consumo seguirá cayendo en la primera mitad de 2024
Según se desprende del Barómetro semestral del CGE, los economistas consideran que el consumo cayó en la segunda mitad del año pasado. En concreto, el 66,9% de los encuestados afirmaron que la demanda interna ha disminuido, aunque el 50,9% matizó que lo ha hecho a un nivel moderado.
Esta proporción es todavía más alta entre los economistas que trabajan por cuenta propia. Así, alrededor de siete de cada diez autónomos valoraron que el consumo cayó en el segundo semestre del año pasado. “En sentido contrario, se constata una percepción comparativamente más positiva entre activos por cuenta ajena del sector privado y jubilados”, explicaron desde el CGE.
En sus previsiones para el semestre que acaba de comenzar, los economistas auguraron una mayor contención del consumo en los negocios durante la primera mitad del 2024, un problema que afectaría directamente a los autónomos. Ello es debido, en parte, a la reducida capacidad de ahorro de los hogares y a la moderación en la creación de empleo que marcó el primer semestre del año pasado.
En este sentido, “en relación con las posibilidades de ahorro en el hogar en los próximos seis meses, se observa una ligera tendencia al pesimismo y gana peso la incertidumbre de cara a la planificación financiera de los hogares”, explicaron los economistas. Así, un 11,8% de los encuestados encara con incertidumbre económica la primera mitad de 2024.
Fue el consumo público y no el privado el que sostuvo la economía a finales del año pasado
Sin embargo, en la línea opuesta, el nuevo ministro de Economía, Carlos Cuerpo, atribuyó hace unos días el crecimiento de la economía española en el conjunto de 2023 -ascendió al 2,5%- a la “buena evolución” del consumo de los hogares durante el último trimestre, algo que justificó en el aumento de su poder adquisitivo.
Sin embargo, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) mostraron cómo en realidad fue el consumo de las administraciones públicas el que se incrementó en el cuarto trimestre, mientras que la demanda privada –el consumo de los hogares- se contrajo con respecto al periodo anterior y al mismo trimestre de años pasados, algo que corroboró un reciente análisis de Funcas que, como los economistas, augura una contención aún mayor durante este año.
Los elevados tipos de interés frenan la capacidad de consumo y la actividad de los negocios
Por último, los elevados tipos de interés que los autónomos están pagando por los préstamos que piden a las entidades bancarias para sus negocios –actualmente, el tipo fijado por el Banco Central Europeo se encuentra en el 4,5%– está suponiendo, según los economistas, un importante bache en el camino para las empresas.
Así, casi nueve de cada diez economistas se mostraron de acuerdo en afirmar que el endurecimiento de las políticas monetarias influye negativamente en el crecimiento de España. Según el 63,5%, la política monetaria más restrictiva tiene un impacto negativo moderado, y para el 24,8% es muy acusado, concluyeron desde el Consejo General de Economistas.