Ceder a la tentación de las compras impulsivas es un mal contemporáneo del que es muy complicado sustraerse, pero los consumidores más jóvenes parecen ser quienes más incurren en una práctica que descuadra a menudo por completo la contabilidad en los hogares (y en más tiempos de inflación).

De acuerdo con un reciente informe llevado a cabo en Estados Unidos por GWI, el 23% de los jóvenes adscritos a la Generación Z (entre 16 y 25 años) confiesa realizar compras impulsivas. Los centennials están un 17% más predispuestos a comprar de manera impulsiva que la media, situada en un 20%.

Por su parte, el 22% de los millennials (consumidores de entre 26 y 39 años) admite también dejarse llevar por las compras impulsivas. Esta cifra coloca a la Generación del Milenio un 10% por encima de la media.

Se dejan, en cambio, cegar mucho menos por las luces de neón de las compras compulsivas la Generación X (entre 40 y 58 años) y los «baby boomers» (entre 59 y 64 años). Solo el 19% y el 17% de uno y otro grupo de edad respectivamente compran de manera impulsiva.

La moda y la alimentación espolean las compras impulsivas del consumidor

El área donde el consumidor se muestra más proclive a efectuar compras huérfanas de todo sentido de la reflexión es la moda. El 40% de los consumidores reconoce comprar impulsivamente ropa y complementos.

Siguen de cerca de la moda los alimentos y las bebidas, que consiguen que el 36% de los consumidores muerdan el anzuelo de las compras compulsivas. Así y todo, en el contexto inflacionista actual el 56% de los consumidores asegura haber recortado el número de compras impulsivas en el ramo de la comida y las bebidas.

Logran también despertar al monstruo de las compras impulsivas que anida en todo consumidor los productos de cuidado personal (26%), los dispositivos tecnológicos y electrónicos (22%) y los productos para el hogar (20%).

Esther Lastra

Deja una respuesta