Cuando se reconoce el esfuerzo de los empleados, les motiva a seguir trabajando y dar lo mejor de ellos en su puesto de trabajo. Por ello, disponer de un buen plan de incentivos hará que los empleados de una empresa se encuentren más cómodos en su trabajo, se impliquen más en sus tareas y, como consecuencia, mejore su productividad.
En este sentido, los panes de incentivos tienen efectos muy positivos sobre la motivación de los empleados, su rendimiento y su compromiso con la organización. Está demostrado que todo proceso de aprendizaje manifiesta que el comportamiento que se recompensa tiende a repetirse, y es habitual que las personas trabajan mejor y con mayor dedicación en los casos en los que saben que su esfuerzo tendrá un impacto en forma de algún tipo de compensación. No obstante, esta no es la única ventaja de contar con un programa de incentivos para los empleados, existen otras como:
Es una competencia saludable
El deseo de ganar es algo inherente al ser humano. Nos gustan los juegos, competir y salir victoriosos de los mismos, y los programas de incentivos aprovechan ese deseo de los trabajadores llevándolos hacia la consecución de los objetivos claramente definidos de la empresa. Además, estos programas fomentan el compañerismo entre los empleados, ya que muchos de los objetivos se pueden ligar a acciones colectivas y realizadas en equipo.
Ayuda a retener el talento
El resultado de contar con un club del empleado gracias al cual los trabajadores reciben recompensas por su esfuerzo y dedicación es el resultado de una plantilla fiel a la organización y a sus objetivos, ya que el empleado se identifica con los principios y valores de la compañía en la trabaja. Así, problemas como la rotación y el absentismo se ven minimizados, y al mismo tiempo, la plantilla se convierte en un imán de atracción de talento muy eficaz.
Mejora los resultados y consigue los objetivos
Un empleado satisfecho y comprometido puede aumentar el nivel de fidelidad de los consumidores hasta un 50%. Cuando el nivel de motivación laboral es bajo, la atención al público se ve afectada. En este contexto, cuando no hay programas de incentivos en marcha, y no se reconocen los logros, el servicio empeora y puede producirse la pérdida de clientes.
De este modo, teniendo en cuenta todas las ventajas que puede aportar un plan de incentivos a una organización, el siguiente paso es planificar cómo se va a desarrollar. Para ello, en primer lugar, hay que definir cuáles serán los objetivos y la frecuencia. Lo ideal es hacerlo trimestral o semestral, de esta forma será más sencillo hacer balance y comprobar que los resultados son positivos también para la compañía. Por otro lado, los incentivos elegidos tienen que satisfacer a los empleados. Es importante ofrecer recompensas que les resulten atractivas, y para lograrlo es fundamental conocer sus distintos perfiles, así como sus gustos. Y, por último elaborar dos listados, uno con los objetivos y otro con los incentivos para informar a todo el equipo de cuáles serán las recompensas, si se alcanzan los objetivos previstos.
Así, con este tipo de detalles, se conseguirá no sólo sacar una sonrisa a los empleados, sino que se incrementará mucho más su nivel de motivación y compromiso con la empresa. Actualmente, muchas compañías y departamentos de RRHH han descubierto en los programas de incentivos un aliado perfecto para reforzar la cultura corporativa e impactar positivamente en sus resultados. Y tú, ¿a qué esperas para poner en marcha tu plan de incentivos?