Menos crédito a las pymes. Esa es la razón por la que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) resolvió hace unos días someter a un análisis más estricto la compra de Banco Sabadell por parte de BBVA.

Según Europa Press, tras analizar los compromisos que BBVA presentó en la fase uno, el regulador decidió elevar sus indagaciones a fase dos ante la posibilidad de que la oferta pública de adquisición (opa) pudiera «empeorar las condiciones actuales a determinadas pymes».

Competencia ha explicado que todavía no disponía de «toda la información» que necesita para abordar el riesgo de reducción de crédito a pymes.

De ahí la necesidad de hacer un mayor escrutinio: «Para conocer la opinión de los agentes del mercado, en relación con los aspectos mencionados, de forma que su valoración se realizará tomando en consideración las respuestas motivadas que sean recibidas».

BBVA, presidido por Carlos Torres, parece ser plenamente consciente de la delicada situación en al que se encuentra la operación. De hecho, el propio Sabadell se ha personado ante la CNMC para argumentar en contra de la opa.

Este miércoles, ha pasado a la acción y ha presentado una batería de medidas para tratar de obtener el visto bueno de Competencia.

Según el comunicado publicado por BBVA, el propio banco se compromete a «no cerrar oficinas cuando no haya otra (de BBVA o Sabadell) a menos de 300 metros de distancia», así como a «no cerrar oficinas en aquellos códigos postales con un nivel de renta per cápita inferior a 10.000 euros«.

Además, la entidad defiende que «tampoco abandonará municipios (ni sustituirá una oficina por un agente, autobús bancario u otros medios) en los que haya menos de tres competidores». Sin embargo, matiza que, en el caso de los clientes que residan en dichas localidades, «se les ofrecerá el servicio Correos Cash de manera gratuita dos veces por mes».

BBVA ha defendido también que «mantendrá las condiciones comerciales en los códigos postales en los que haya menos de cuatro entidades financieras».

BBVA lanzó la opa hostil sobre Sabadell el 9 de mayo y, desde el inicio, su plan pasaba por obtener la aprobación a la operación en la fase uno —tal y como se resolvieron las fusiones de CaixaBank con Bankia o Unicaja con Liberbank—

Pasar a fase dos (y, seguido, a fase tres) implica que terceras personas pueden participar en el proceso y exponer sus opiniones en contra —incluido el Gobierno—. Asimismo, se solicitará un informe preceptivo a las comunidades autónomas en las que la concentración incida de forma significativa.

Los sindicatos ya pidieron a la CNMC que paralizase la fusión entre BBVA y Sabadell. Varias asociaciones y patronales también remitieron cartas al supervisor.

Pero el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) —que ha dado el visto bueno a la operación porque las dos entidades darían lugar a una más grande y solvente— confía en que la investigación se haga «sin interferencias».

«Espero que sea profesional y sin ningún tipo de interferencias. Estoy convencido de que esto está siendo así», recoge Europa Press, de las declaraciones que el político ha hecho en su participación en el I Observatorio Económico organizado por Mapfre Economics y El Confidencial.

Una de cada tres operaciones de estas características que la CNMC ha llevado a fase dos ha fracasado, pero BBVA siempre ha defendido la opa, incluso ante la posibilidad de asumir más costes porque no pueda materializarse una fusión.

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