El rendimiento de la empresa y el talento que hay en ella dependen de los jefes. 

Una de las principales razones por las que la gente deja su trabajo es, además de por los bajos sueldos o la poca flexibilidad, por sus malos jefes, según apunta Gonzalo Bernardos, profesor de Economía en conversación con Business Insider España.

La labor del jefe o el responsable de equipo es clave para el buen funcionamiento de la empresa, pero también para retener a los mejores trabajadores. Un mal líder o uno que no cumple con las características de liderazgo puede hacer el efecto contrario al que está llamado: liderar, motivar, inspirar, aconsejar y escuchar.

El mundo laboral se encuentra en la cuerda floja. Después de la Gran Renuncia que se ha vivido a escala mundial, es necesario hacer un análisis de los factores que están haciendo que los trabajadores abandonen sus empresas. 

El panorama en España es desolador: menos del 10% de los españoles está comprometido con su trabajo y casi la mitad admite tener agotamiento laboral, según una encuesta de Gallup.

Según otra encuesta, los empleados que no se sienten reconocidos por su trabajo son un 39% más propensos a cambiar de trabajo. 

Ese es precisamente parte del problema: los trabajadores no se sienten valorados por su empresa, algo que los despidos masivos de las grandes tecnológicas han puesto de manifiesto. Pero en especial, que no sienten la valoración de sus jefes.

Para que los empleados sientan que importan y que son parte esencial del proyecto de la empresa, es importante que se les reconozca con regularidad. No se trata de pintar un mundo de color de rosas, sino de que el trabajo de los empleados no se dé por sentado, se reconozcan los esfuerzos adicionales y se aprecie la disposición de los empleados. 

Para ser un buen jefe no basta con hacer 2 cursos sobre liderazgo, hace falta actitudes y habilidades prácticas con las que los empleados puedan ver que alguien tiene el timón, que se les escucha, se les ayuda a ser mejores y se les reconoce su trabajo.

Las características de un buen líder pueden ejercerse con 4 hábitos para que tengan un impacto real en sus equipos, independientemente de los retos que se les presente:

1. Escuchan y aceptan las críticas con humildad

Los jefes, como cualquier otra persona, necesitan opiniones que les saquen de su propia burbuja, les hagan ver más allá o les ayuden a identificar errores o problemas que por alguna razón ellos no están viendo.

Esto no significa que sean malos líderes porque necesiten a más personas para ver otros puntos de vista, sino que les hace humanos, y como tal, deben permitir que las personas a su cargo tengan la confianza y sean capaces de hacer críticas constructivas sin miedo a represalias de ningún tipo.

Muchos de los líderes se quedan con muletillas como «quiero que me digas lo que piensas o me avises cuando esté haciendo algo mal», pero en la práctica esto no es así.

En el momento en el que uno de los compañeros le hace una crítica al jefe o le señala un error y este reacciona de malas formas, ningún otro miembro del equipo se atreverá a volver a hacerlo, repercutiendo en el trabajo de todos y en último lugar en el rendimiento de la empresa.

Un buen líder escucha atentamente lo que tengan que decir los miembros de su equipo, incluso si son cosas que no quiere escuchar, las reflexiona y pone solución a lo que haga falta, porque no solo basta escuchar, también hay que arreglar o enmendar lo que sea que está mal.

2. Son conscientes de sus capacidades, pero también de que también fallan

A los verdaderos líderes se les admira por lo que son, por lo que son capaces de hacer y porque destacan entre la multitud. Sin embargo, eso no es suficiente para que una persona quiera trabajar al lado de una persona con estas características.

El impacto positivo en los empleados no viene de un gran discurso poderoso sobre las habilidades de uno, sino de los resultados del día a día, donde un gran líder confía en lo que hace, pero también es humilde para reconocer lo que le ha costado.

Muchos jefes luchan contra la inseguridad y dudan en mostrar su vulnerabilidad, pero la gente no se siente atraía hacia ellos porque sean perfectos, sino al contrario, son atraídos porque transmiten una confianza serena de que se pueden equivocar, pero luchan por no hacerlo.

3. Revisan sus prejuicios y no tienen favoritos

El principal trabajo de un buen líder es obtener resultados potenciando las capacidades de las personas a su cargo. 

Sin embargo, existen muchos factores sociales y afectivos que hacen que unas personas encajen mejor que con otras. Aunque esto es inevitable, el jefe tiene que ser siempre imparcial con todos los miembros de su equipo, tratar de no juzgar a nadie y sobre todo evitar los prejuicios.

Un jefe que revisa sus prejuicios y que valora a los trabajadores por sus resultados más objetivos, son también aquellos que transmiten una mayor confianza, pues las evaluaciones no tendrán un componente personal ni se basarán en afinidades, sino en hechos contrastables con los que el jefe debe motivar o congratular a sus empleados.

Aunque es un ejercicio difícil, los líderes que no tienen favoritos son los que están más preparados para afrontar retos futuros porque saben atraer y liderar a un número más amplio de personas.

4. Aprovechan oportunidades para ayudar a los miembros de su equipo a crecer

Todo el mundo tiene que hacerle caso al jefe, pero la motivación y la actitud con la que se hace puede marcar una diferencia significativa en el resultado del trabajo.

La gente no solo trabaja para una empresa o para una persona, ahora más que nunca el trabajo tiene un significado especial y los trabajadores buscan creer en aquellos que lideran los proyectos para conseguir un fin concreto.

Se trata de una relación recíproca en la que los empleados creen en sus jefes y sus jefes creen en sus empleados. Sin embargo, esta relación solo surge cuando el líder realmente se preocupa por cada uno de los miembros de su equipo y lo demuestra aprovechando cada oportunidad que tiene para hacerles crecer.

De esta manera, no solo el espacio de trabajo es más agradable y la empresa más eficiente, sino que el talento se retiene y se promueve, algo que solo hará que más gente quiera trabajar en empresas con buenos líderes.

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