Esta semana ha quedado claro eso de que la economía española va como un cohete (o, como diría Beatriz Pérez Aranda… como un pepino). El Gobierno mejoró su previsión de crecimiento al 2,4% este año y al 2,2% el que viene en su última actualización del cuadro macro; y organismos como el Fondo Monetario Internacional o Funcas le dieron una palmadita en el hombro haciendo lo mismo.

Es más: el Gobierno asegura que el PIB seguirá creciendo por encima del 2% durante los próximos 4 años (es decir, de aquí a 2027), y que «España será el motor de crecimiento entre las grandes economías europeas en el corto plazo y a futuro», dijo el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo. Ya en 2023 España creció casi 6 veces más que sus socios europeos.

Después crecer un 0,8% en tasa intertrimestral entre enero y marzo (la mayor subida de los últimos 7 trimestres), se espera que el PIB cierre este año creciendo un 2,4% y un 2,2% el que viene. Para 2026 y 2027, en cambio, se espera «un aterrizaje progresivo». No hasta el suelo, sino «hacia nuestro nivel de crecimiento potencial», ha dicho Cuerpo. Esto es, en niveles cercanos al 2%.

¿Qué significa eso? Pues que la economía española podría seguir creciendo por encima del 2% hasta donde alcanza la vista, que no es poco, teniendo en cuenta el horizonte de 2027 y el crecimiento raquítico de grandes economías europeas que tradicionalmente han tirado del carro, como Alemania.

Está bien, vamos a tope. Pero, ¿qué hay detrás de ese crecimiento?

Según el propio Gobierno, son 3 los pilares sobre los que se sostiene ese cohete a punto de despegar (o ya despegado…): empleo, exportaciones e inversión.

1. Pleno empleo: una meta ambiciosa

El Gobierno asegura que de aquí a 2027 se creará tanto empleo que la tasa de paro bajará por debajo del 9%. Poca broma: teniendo en cuenta el elevado nivel de paro estructural en España, llegar al 9% significaría alcanzar el pleno empleo. 

«El empleo se sitúa en máximos históricos y se mantiene el dinamismo en el primer semestre de 2024», destaca el último informe sobre el cuadro macroeconómico, enviado a Bruselas. La ocupación avanzó un 0,5% en el primer trimestre de 2024, según la Encuesta de Población Activa, situando la tasa de empleo de la población en edad de trabajar en el 66,3%, un máximo para un primer trimestre de la serie histórica.

Básicamente, la tesis del Gobierno es que el mercado laboral seguirá más o menos como hasta ahora: creando empleo a toda pastilla. Ya en 2023, 4 de cada 10 nuevos empleos en Europa se crearon en España. En la primera mitad de 2024 el número de afiliados creció en más de 320.000 y para 2025 se espera alcanzar la cifra histórica de 22 millones de ocupados.

Como consecuencia del aumento de ocupados, y a pesar del incremento de la población activa previsto para los próximos años, la tasa de paro irá bajando progresivamente hasta acercarse al 8%. Una tasa que, según afirma Cuerpo, «solo se ha visto en situaciones de crecimiento insostenible, como la anterior burbuja«.

La economía no solo crecerá más gracias al aumento del empleo (si hay más gente trabajando, se produce más, crecen las rentas, el consumo y la actividad económica), sino que también irá acompañado por un incremento en la productividad por hora trabajada, asegura el informe.

2. Sector exterior: hay vida más allá del turismo

Que España es un país de turistas no es un secreto para nadie. Solo este año se espera la llegada de 85 millones de visitantes, volumen que ya ha generado presión en algunos destinos como Barcelona, donde algunos habitantes manifestaron su rechazo a las consecuencias del turismo masivo con pistolas de agua.

Pero hay vida (o, mejor dicho, economía) más allá del turismo.»Estamos consiguiendo mantener un sector exterior en buenas condiciones no solo gracias al turismo, sino a la exportación de servicios no turísticos», aseguraba Carlos Cuerpo, durante la presentación del cuadro macro.

Concretamente, el Gobierno estima que este año las exportaciones superen los 100.000 millones de euros, por encima de lo facturado por los servicios turísticos (en torno a 90.000 millones).

Las exportaciones llevan tiempo aumentando su peso en la economía y representan en torno al 26% del PIB (el 41,7% si se suman también las exportaciones de servicios, que tienen en cuenta el turismo, del que somos mucho más dependientes), y desde hace meses han demostrado un comportamiento sorprendente, resistiendo a la crisis de precios y a la debilidad de algunos de los principales socios como Alemania o Francia.

«El sector exterior se enfrenta a unos mercados internacionales marcados por la debilidad de nuestros principales socios», detalla el informe. Alemania se mantiene prácticamente estancada desde 2022 (se contrajo un 0,5% intertrimestral a finales de 2023), mientras en el mismo periodo Francia e Italia avanzan a ritmos medios del 0,2% y 0,3%, respectivamente.

«Este contexto internacional de menor crecimiento del comercio internacional ha afectado a las exportaciones de bienes, aunque continúan un 1,9% por encima del nivel prepandemia». La previsión es que, conforme los principales clientes de España se vayan recuperando, las ventas de bienes al exterior seguirán creciendo.

Los ingresos derivados de las ventas al exterior (turísticas y no turísticas) han redundado en un incremento de la capacidad de financiación de la economía española, que ya en 2023 cerró con un máximo histórico del 3,7% del PIB.

3. Inversión is back

Los regresos siempre son esperados, y más si comportan capital. En el caso de la inversión, lleva meses desaparecida en combate, como consecuencia de la elevada incertidumbre y los efectos de la inflación y la subida de tipos de interés, pero parece que en los próximos años estará de vuelta.

Después de 2 trimestres seguidos en caída libre, la inversión dejó atrás los números rojos a principios de 2024, con un repunte del 2,6% en el primer trimestre, gracias al comportamiento de bienes de equipo y vivienda, con un avance del 3,7% y del 3% respectivamente.

«Este dato se ve confirmado por los indicadores coyunturales más recientes como la concesión de hipotecas, la compraventa de viviendas o el crédito nuevo, y es explicado por un contexto en el que la utilización de la capacidad productiva repunta, las condiciones financieras se han relajado, con bajadas en el euríbor y en el que la confianza empresarial aumenta», destaca el informe.

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