Telefónica se ha vestido de gala este miércoles durante el Día del Inversor o Capital Markets Day para presentar su plan estratégico para el periodo de 2023 a 2026 y todas las miradas estaban puestas en lo que esperaba que fuese una gran novedad para su negocio. Algo rompedor.
Y la mayor parte de los titulares se los ha llevado la nueva apuesta digital del operador e incluso su filial tecnológica Telefónica Tech. «Ahora somos un supercomputador«, ha llegado a asegurar José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, que ha contribuido a este foco en lo llamativo.
Pero a veces lo más importante no es lo que se anuncia a bombo y platillo, sino lo que se pronuncia de pasada o incluso no se dice.
Y en el caso de Telefónica y Pallete, el subtexto dominante ha sido el de la deuda que afecta al operador desde hace años y que era sin duda la gran preocupación de los accionistas convocados para su primer evento con inversores en 11 años.
Business Insider España te cuenta cómo, aunque por detrás de las escenas, todas las medidas del nuevo plan estratégico de Telefónica conducen a un mismo objetivo: acabar de una vez por todas con el problema de deuda en 2026.
La deuda persigue a Pallete desde que llegó en 2016 para «transformar Telefónica»
A la hora de explicar los planes para Telefónica de cara a 2026, Álvarez-Pallete se ha retrotraído a una fecha que tiene un doble significado: 2016.
Primero, porque es justo el año en que fue nombrado presidente ejecutivo de Telefónica a nivel internacional. Y segundo, porque es cuando se presentó la primera estrategia del «viaje de la transformación de Telefónica» y modernizarlo a los nuevos tiempos, un plan al que siguió el último hasta ahora, el anunciado en 2019.
En 2016, la deuda de Telefónica era de unos alarmantes 53.116 millones de euros, y esta ha ido bajando paulatinamente durante el periodo de su actual mandamás, llegando a los 27.479 millones que debe en la actualidad.
Pero eso no deja de ser un problema para una empresa que facturó 39.993 millones el año pasado, y de hecho la deuda siempre es uno de los protagonistas de los resultados económicos de Telefónica, ya que la empresa suele sacar pecho cuando se reduce. Lo que no deja de ser un signo de que su importancia es extrema.
¿Cómo reducirá la deuda?
Dentro de las 5 patas del plan de Telefónica centrado en crecimiento, rentabilidad y sostenibilidad, llamado GPS por sus siglas en inglés, la deuda es el tema que lo sobrevuela todo.
La compañía de Pallete reducirá su inversión aún más en los próximos 3 años, y esto será uno de los pilares con los que espera atacar a la deuda. Esto se demuestra en la reducción del Capex prevista, que del 14% en 2023 pasará a menos del 12% en 2026, según la operadora.
Otro de los datos económicos que ha puesto sobre la mesa es el flujo de caja libre, que espera que de los 4.000 millones de euros que tendrá este 2023 pasará a ser de 5.000 millones dentro de 3 años, aunque lo recalculará para incluir mejor las sinergias de la fusión entre Virgin Media y su marca O2 en Reino Unido.
Los cambios para conseguir 1.000 millones de euros al año más en flujo de caja no vienen de un aumento de los ingresos, que solo corresponderá a 300 millones, sino sobre todo de eficiencias de 600 millones de euros.
Estas promesas eclipsan incluso a otras como las previsiones de crecimiento ingresos de Telefónica (1% anual), el Ebitda (2% anual), el EBITDAaL-Capex (+5%), o los al menos 0,30 euros por acción en dividendos hasta 2026 que la compañía garantiza a día de hoy como parte de su plan.
Las medidas de Telefónica son todas signo de una empresa que asume que está concluyendo de proceso de transformación o modernización y que se prepara para dar la estocada definitiva a su deuda de cara a 2026 para poder calmar a los inversores sobre la que está siendo la espina clavada en la suela de la etapa Pallete.
Pese a ello, los accionistas han afeado a Telefónica su estrategia en mercados concretos como el de Alemania, donde ha lanzado esta misma semana una OPA para adquirir el 28% de su filial alemana que no controlaba todavía, en una operación que podrá tener un valor máximo de 1.970 millones de euros y que resulta complicada de explicar, aunque según la empresa simplificará su estructura corporativa.
Incluso el fair share y los remedies tienen que ver con la deuda
Otro de los grandes titulares del Día del Inversor de Telefónica ha sido el gran órdago lanzado por Pallete a los reguladores: «pedimos una desregulacion total», ha defendido el presidente ejecutivo.
Con esto ha hecho referencia a los dos grandes culebrones
Por un lado, los potenciales remedies que impondrá la Comisión Europea a la fusión de Orange España y MásMóvil, aunque aún no tiene la luz verde. Las condiciones para proteger la competencia preocupan a Telefónica también, que ha apartado un fondo para afrontarlas en sus presupuestos, aunque Pallete lo ve poco probable.
Y el otro melón que se ha abierto es el del reparto justo o fair share, es decir, la petición de que las tecnológicas asuman parte del coste de despliegue de las redes de telecomunicaciones, de la que ocupan una parte mayor al 50% en tráfico.
Se espera que el primer borrador europeo de la ley de reparto justo para mediar entre telecos y tecnológicas se publique en 2 o 3 meses, aunque la resolución tendrá que esperar a que se constituya el nuevo Parlamento Europeo saliente de las elecciones comunitarias de 2024.
Incluso en estos dos temas el fantasma de la deuda sobrevuela, ya que el hecho de que Telefónica haya apartado fondos para afrontar unos potenciales remedies y los pasos hacia que la infraestructura sea costeada en parte por las tecnológicas conducen a un futuro más rentable para el operador o, al menos, más predecible.
¿Calmará a los accionistas el nuevo plan estratégico de Telefónica?
Pese a las enormes expectativas de los mercados, lo cierto es que la reacción está siendo más tibia de lo que la propia Telefónica seguramente esperaba.
La cotización de sus títulos muestra una cierta indiferencia de los mercados, ya que se mantiene plana con respecto a los 3,70 euros con los que cerró la sesión de ayer, pese a una subida momentánea tras la publicación de los resultados del tercer trimestre.
Tampoco a nivel de personas que han seguido la presentación, porque pese a que la empresa tiene 1,2 millones de accionistas, los momentos más vistos de su evento no superaron por mucho los 2.000 espectadores simultáneos.