Se presenta un 2024 lleno de incertidumbre económica y laboral, con trompetas de crisis para unos y simplemente una desaceleración para otros. De cualquier forma, este panorama, más la irrupción de la inteligencia artificial, hacen de este año muy especial para el empleo.

Los analistas, expertos y empresas de contratación y recursos humanos lo tienen claro: el presente y futuro laboral pasa una mezcla de formación, flexibilidad para el aspirante y trabajador.

Un reciente informe de Randstad revela que seis de cada diez trabajadores necesitarán actualizar sus competencias en los próximos años. Este escenario implica un reajuste en la forma de entender y gestionar las carreras profesionales. Ya nada o poco será como antes.

No parece que la IA haga perder tantos empleos como se piensa, sino que habrá una movilidad y creación de nuevos, pero ante todo serán de más alto valor añadido y centrado en las tecnologías, con lo que habrá que reciclarse.

La necesidad de formación continua

El mercado laboral español, según Randstad, proyecta que el 67% de los empleos creados entre 2023 y 2035 requerirán un nivel educativo alto. Esto resalta la importancia de la educación y la formación continua en un entorno laboral cada vez más competitivo y digitalizado.

Cada vez habrá menos puestos de bajo valor, que tenderán a cubrirlos las máquinas, la IA y los robots. Quedarán tantos o más puestos en el mercado, pero requerirán de una formación de calidad y, al menos, muy especializada.

Los empleos relacionados con la transición digital y medioambiental serán los que más necesiten formación. Esto incluye sectores como tecnología, sanidad, cuidados, turismo, y otros campos impactados por el cambio demográfico y los nuevos patrones de consumo.

Flexibilidad como respuesta a las tendencias del mercado laboral

Las innovaciones como la realidad virtual, la inteligencia artificial y la robótica, junto con los cambios demográficos, están reconfigurando el panorama laboral. Estas tendencias exigen a los profesionales adaptarse y ser flexibles en sus habilidades y enfoques laborales.

Por tanto, no es solo la cualificación, sino la capacidad de adaptarse a tiempos que cambian no ya cada pocos años, sino meses, ya sea en qué se trabaja como dónde, alternando la que parece ser la tendencia del sistema mixto entre presencial y teletrabajo.

La sostenibilidad y los nuevos modelos de trabajo

La sostenibilidad y los modelos de trabajo centrados en la experiencia y el bienestar profesional también están redefiniendo el futuro del trabajo. Los empleados y las organizaciones tendrán que adaptarse a estas nuevas formas de trabajar.

Para los autónomos y pequeños negocios, fomentar la formación de sus empleados será clave para el crecimiento. La retribución flexible en formación, donde se ofrecen cursos como parte del salario, puede ser una estrategia efectiva para mejorar las competencias de los trabajadores y, al mismo tiempo, beneficiarse fiscalmente.

Es el fin de los trabajos donde el empleado hace lo mismo y necesita las mismas habilidades y conocimientos. Será una continua mejora, adaptación y formación.

¿Será habitual la retribución en especie?

Muchos creen que sí. La retribución en especie, explicada por la compañía Lefebvre, permite sustituir parte del salario monetario por bienes, derechos o servicios, como cursos de formación. Esto no solo es ventajoso para los empleados en términos de desarrollo profesional, sino que también ofrece ventajas fiscales tanto para el trabajador como para la empresa.

Sea como fuere, el futuro laboral exige una adaptación constante a través de la formación continua y la flexibilidad como pilares para el empleo del futuro.

Los trabajadores y las empresas que logren integrar estas dinámicas en su estructura y estrategia estarán mejor posicionados para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades de un mercado laboral que estará en constante y más rápida evolución.

Félix Esteban

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