Algunos miembros de la generación Z están tan horrorizados por los problemas laborales de los millennials, los cuales están renunciando a trabajar para el feje para montarse algo por su cuenta.
Y de hecho, puede ser una excelente decisión profesional.
Pero no es oro todo lo que reluce. Ser tu propio jefe también puede ser estresante, decepcionante y difícil, y puede ser mucho menos gratificante económicamente que trabajar para una empresa. Además, pensar que trabajando para uno mismo te librarás de tener jefes es un error. Todos tenemos jefes, incluso los directores generales y las personas que trabajan solas.
¿Quiénes son los jefes de las personas que trabajan para sí mismas?
Sus clientes.
¿Cómo lo sé? Porque cree mi propia empresa, Business Insider, hace 16 años y, antes de eso, durante muchos años, trabajé «para mí mismo», como autónomo, bloguero y consultor.
Y créeme, los clientes pueden ser tan exigentes, poco razonables y molestos como los jefes de verdad; de hecho, incluso más.
Por ejemplo, los clientes pueden rechazar el trabajo que has hecho y exigirte que lo hagas diferente o mejor. Pueden ser increíblemente puntillosos y críticos. Pueden exigirte que trabajes noches y fines de semana; mandarte mensajes desde sus yates e insistir en que te ates a tu mesa hasta que termines tu trabajo. Pueden gritarte. Pueden culparte de cosas que no son culpa tuya. Pueden prometerte que te pagarán más, o que te recomendarán a otras personas y luego incumplirlo. Pueden incluso despedirte, ¡sin previo aviso ni indemnización!
Y cuando los clientes convertidos en jefes hacen estas cosas –y tú sientes que te han tratado injustamente– no puedes acudir al departamento de Recursos Humanos en busca de ayuda. Porque cuando trabajas para ti mismo, no hay RRHH.
El fundador de Tesla, Elon Musk, describió una vez la creación de una empresa como «comer vidrio y mirar al abismo», una cita que, según dijo, tomó prestada de un amigo.
El fundador y consejero delegado de Nvidia, Jensen Huang, afirmó recientemente que no volvería a crear una empresa si tuviera que hacerlo de nuevo.
«En aquel momento, si nos hubiéramos dado cuenta del dolor y el sufrimiento y de lo vulnerable que te vas a sentir, y de los retos que vas a soportar, la vergüenza y el bochorno, la lista de todas las cosas que salen mal, no creo que hubiésemos dado el paso», afirmó. «Nadie en su sano juicio lo haría».
Aunque estos grandes líderes han llegado muy lejos, discrepo respetuosamente de lo categóricos que son en este punto: crear una empresa es, en efecto, difícil, pero también puede ser estimulante y divertido.
Quizás estés pensando en montar un negocio que no esté basado en el trato directo con clientes y así ser tú el verdadero jefe. Por ejemplo, puedes estar pensando en viajar por el mundo en furgoneta y publicar fotos en Instagram y vivir de los ingresos por publicidad. Así evitarás tener un jefe.
Pero en realidad, seguirás teniendo un jefe. En este caso, muchos.
Tu jefe será Instagram y su algoritmo (sobre el que, a diferencia de un jefe humano, no tienes ningún control ni influencia) y tus volubles seguidores, que, a cambio de su atención, te exigirán que sigas publicando aventuras cada vez más extraordinarias y diferenciadas, no sea que prefieran otra de las millones de personas que también se dedican a viajar por el mundo y subir fotos.
Es cierto que con Instagram no tienes que aguantar a seres humanos molestos en persona que insisten en que estés en tal o cual lugar a tal o cual hora y luego te microgestionan y te hacen la vida imposible.
Pero seguirán provocando estrés y ansiedad. Al igual que, en términos más generales, el hecho de trabajar para una empresa.
De hecho, no hay mejor manera de apreciar las alegrías del sueldo fijo que te proporciona trabajar para tu jefe que cuando te aventuras a ser el tuyo propio. apreciar las alegrías de un sueldo fijo de «El Hombre» que trabajar por cuenta propia.
Simplemente trabajas lo suficiente para que no te despidan y te paguen, y quizás hasta te den beneficios…
Cuando trabajas para una empresa no tienes que competir con todas las demás organizaciones y personas que hacen lo mismo que tú, ni luchar por conseguir nuevos clientes, hacer y entregar grandes trabajos, o hacer y mantener contentos a tus clientes. Tampoco tienes que hacer que tus clientes paguen sus facturas (que no es lo mismo que hacerlos felices), gestionar las preocupaciones, vidas, sentimientos, necesidades y egos de tus empleados, asegurarte de que hay suficiente dinero para pagarles, además de hacer todo esto mientras lidias con tu propia vida, sentimientos y facturas.
Pongámoslo así, ¡trabajar para un jefe no suena tan mal! Esto no quiere decir que trabajar para uno mismo no pueda ser estupendo. Puede serlo.
Lo que quiero decir es que, a menos que tengas la suerte de contar con grandes ahorros, un fondo fiduciario o unos padres o amigos ricos que te lo paguen todo, será difícil encontrar un trabajo o una forma de trabajar que no te genere estrés, inconvenientes, molestias o preocupaciones económicas.
Esta es la realidad tanto si trabajas por tu cuenta como si trabajas para una empresa.