Un grifo cada vez más seco. Si en 2022 la inversión extranjera en startups españolas descendió un 40% desde un 2021 récord, según el informe Tendencias de inversión elaborado por la Fundación Bankinter para el ecosistema de startups español, en 2023 la cifra volvió a bajar otro 38%.
En total, en cuestión de apenas un par de años, la cifra ha pasado de estar por encima de los 1.300 millones de euros a descender al umbral de los 850 millones de euros. «La reducción de la participación de la inversión extranjera viene dada por la complicada situación macroeconómica junto con el incremento de los tipos de interés que, entre otras cosas, hacen que los flujos de inversión se muevan hacia otros activos de menor riesgo», analizan los expertos de la Fundación Bankinter en su informe.
Esto quiere decir que, en un contexto desértico de altos tipos de interés que ha encarecido el dinero a niveles que hacía tiempo que no se veían, los fondos de inversión, especialmente los internacionales, han preferido apuestas bastantes menos arriesgadas que el mundo de las startups, una inversión de alto riesgo por definición.
¿Tiene entonces las startups españolas renunciar al dinero de los fondos internacionales? A ojos de los expertos, no necesariamente.
El dinero de los fondos extranjeros abre siempre otras perspectivas, otras vías de negocio. Esto se traduce en que para las empresas con vocación de conquistar otros mercados, el espaldarazo de confianza que supone recibir una ronda de inversión de carácter internacional abre caminos que, de otra manera, permanecerían cerrados.
Pero el reto de conseguir algo así es mayúsculo. Por eso, en Business Insider España hemos hablado con algunos de los mayores expertos en el mundo de la inversión en busca de consejo. ¿Qué tienen que hacer las startups españolas para acceder a financiación de otros países?
Aquí, sus respuestas, resumidas en cuatro consejos y una petición.
1. Plantéate si de verdad necesitas una ronda internacional
Lo primero, como en tantas otras cosas en la vida, es saber lo que uno quiere. Sobre el papel, todas las startups tienen en su hoja de ruta crecer, alcanzar otros mercados, pasar de ser los peces pequeños susceptibles de ser devorados a ser los tiburones que acaban con los pequeños.
Sin embargo, no todas las startups se encuentran siempre en el mismo momento, aunque se use el mismo término para definirlas a todas. De ahí, por ejemplo, que últimamente estén haciendo cada vez más fortuna conceptos como scaleup, que definen empresas que se encuentran en un momento de maduración más avanzado.
Por tanto, para Patricia Pastor, socia de Next Tier, un fondo de inversión especializado en IA, lo primero es entender qué significa la búsqueda del fondo internacional en el devenir de la empresa.
«Una startup tiene que abrirse a la inversión allí donde tiene pensado crecer. No tiene sentido que estés escalando en Europa y te vayas a buscar inversores chinos. Normalmente, lo que tiene sentido es hacer una estrategia de captación de inversión donde tú estés creciendo», explica Pastor.
La raigambre es especialmente importante en ciertos territorios: «Lo que tiene que saber cualquier emprendedor es que en EEUU por ejemplo un americano no va a invertir si no tienes sede social allí o si al menos parte del equipo no se queda en EEUU. Pero claro, para eso te interesa antes pensar si quieres ir ahí. A lo mejor te resulta más interesante Latinoamérica, por ejemplo».
2. Presume del producto nacional (y hazlo en inglés)
Pocos conocen mejor lo que se cuece en el exterior que Javier Megias, socio para Europa, Oriente Medio y África de Plug and Play, uno de los fondos de inversión más activos del mundo. Ha sido testigo de la evolución del ecosistema español y cómo este se ha relacionado tradicionalmente con los fondos internacionales.
«Yo creo que ha cambiado mucho la cosa. Venimos de una época en la que históricamente era muy complicado para las startups españolas acceder a financiación extranjera, lo que hacía que tuviéramos un mercado muy pequeño», explica Megias.
«Los emprendedores hoy tienen súper claro que tienen que montar proyectos y productos que tienen que ser escalables globalmente desde el primer momento. Siempre hemos tenido un mercado suficientemente grande para llegar a la serie B sin demasiados problemas, lo que ha hecho que durante años algunos se conformaran, porque llegar hasta ese punto ya es bastante duro» añade el experto inversor.
Hoy, relata Megias, se empieza a imponer una nueva hornada de emprendedores que lo toman de otra manera: «Son súper ambiciosos, internacionales, plantean desde el principio su expansión. Eso hace que seamos más atractivos para los inversores».
Cabalgan a hombros de gigantes: «Antes no teníamos demasiados casos de éxitos de compañías españolas que habían alcanzado el estatus de unicornio. Ahora, tenemos unos cuantos, y con operaciones muy sensatas, no tenemos un WeWork. En España siempre hemos sido exigentes en cuanto a la eficiencia de las startups».
Para el inversor, la receta está clara: «Cuando hablo con inversores extranjeros, veo que tenemos fama de tener startups disciplinadas, con estructuras de costes muy bien montadas, muy buenos procesos. ¿Qué falta? Enseñarlo más. Nunca hemos vendido lo suficiente lo que hay en España».
Pero ojo, porque hay que hacerlo en inglés: «Mi obsesión es intentar comunicar lo que hay, y hacerlo en inglés, porque parece una tontería, pero el idioma puede llegar a ser una barrera importante. Si no tenemos información para los inversores de fuera en inglés, no vamos a ser creíbles».
3. Piensa en global desde el principio
«Los fondos internacionales invierten en compañías que escalan a valoraciones muy, muy atractivas para dar un alto retorno a sus fondos, que suelen ser muy grandes», analiza Edgar Vicente, socio e inversor de Enzo Ventures.
«Estos fondos necesitan ver que los emprendedores piensan en global desde el primer momento y que tienen previsto salir a otros mercados, expandirse de manera internacional, incrementar su valoración y lleguen pronto al estatus de unicornio», añade.
Vicente pone cifras a esta idea de conquistar otros países desde el primer minuto: «Si solo te quedas en tu mercado local, que es lo que ha ocurrido décadas atrás, venderás solo entre 45 millones de personas. Esa es la clave, por eso las startups españolas tienen que abrirse al mundo».
4. Créetelo y hazlo rápido, aunque te equivoques
«Todos los fondos internacionales están empezando a mirar a España. Hay un talento tremendo y las valoraciones son muy competitivas, con lo que están prestando atención a lo que sucede, pero hay que ponérselo fácil», empieza explicando el experto en inversión Óscar Ramos.
Desde luego, sabe de lo que habla. Ramos es uno de los hombres fuertes de Orbit Startups, un fondo de capital riesgo radicado en China y especializado en mercados emergentes como la India o el sudeste asiático.
Una manera de ponérselo fácil a los inversores extranjeros, explica Ramos, es creer en lo que se está proponiendo, algo que es fácil de enunciar, pero no tan sencillo de hacer.
«Muchas veces los emprendedores no se lo creen. Hablan de desarrollos muy lentos, de planes de expansión que van muy despacio. En el mundo de las startups, la velocidad es muchas veces más importante que hacer las cosas bien. Muchos no han triunfado por tener el mejor producto, sino por llegar pronto«, comenta Ramos.
Para el inversor, se trata de un paso positivo que toda startup debe valorar: «Contar con inversores extranjeros creo que enriquece los equipos, da otra dimensión».
4+1. Que las instituciones den facilidades a los inversores de fuera
A esto Ramos añade algo que, más que un consejo, es una petición a las instituciones. En concreto, a la Unión Europea, que cuenta desde mediados del siglo pasado con el Fondo Europeo de Desarrollo, la mayor herramienta de inversión en tecnología del continente.
«A veces tienen unos criterios un poco estrictos, cuando la realidad es que, si estos fondos apoyan la inversión extranjera en países como España, esto tiene varios efectos positivos. Entre ellos, que los propios fondos empiezan a contratar a gente del propio país y la forman, lo que da una nueva generación de inversores que ya tienen otros conocimientos», detalla Ramos.
Pero estas dinámicas, explica Ramos, se topan con requerimientos por parte de las instituciones que no se pueden atender: «Para apoyar una inversión extranjera pueden llegar a pedir que el 80% del fondo esté invertido en el país, lo que supone crear un vehículo de inversión específico. Si soy socio de un fondo americano, algo así no lo puedo ni contemplar».
Una opción a esto, explica Ramos, es que las propias instituciones obliguen a las startups a complementar sus rondas fuera de España.
«Otra cosa sería si un fondo institucional por ejemplo te da diez millones como startup pero te pide que, por otro lado, atraigas otros diez millones. O que se comprometa con un fondo a poner cinco millones, pero que luego ese fondo tenga que ayudar a las empresas, que son españolas, a levantar dinero de otros sitios».
Ramos pone como ejemplo las políticas llevadas a cabo para atraer inversión extranjera de países como Singapur, un país que cuenta con una buena cantidad de incentivos fiscales y no fiscales para atraer dinero de fuera del país.
A cambio, los solicitantes de estas ayudas deben cumplir unos requisitos que incluyen comprometerse a determinados niveles de inversión o introducir conocimientos y tecnología considerada de vanguardia, así como contribuir a la investigación y el desarrollo.
Entre las ayudas destaca, por ejemplo, el Sistema de Crédito Salarial Progresivo (PWCS, por sus siglas en inglés), que se introdujo en 2022 para ayudar a los empresarios a adaptarse a los aumentos obligatorios para los trabajadores con salarios más bajos.
El plan permite al Gobierno cofinanciar los aumentos salariales de los empleados singapurenses que ganen un salario bruto mensual de hasta 2.000 euros, aproximadamente. Pueden acogerse al plan los empleados residentes en Singapur y los residentes permanentes.