Cada vez son más las empresas que necesitan mantener secretos, ya sea en su forma de trabajar, con los clientes o con otro tipo de datos sensibles. Por eso, es habitual firmar un contrato de confidencialidad.
Pero, ¿qué características tiene? ¿Qué implica? Se trata de un documento que difiere de los contratos usuales, y conocerlo a fondo te puede evitar problemas a futuro.
Qué es un contrato de confidencialidad
Tal y como conceptualiza la publicación de Personio, un contrato de confidencialidad se trata de un documento legal firmado por varias partes cuyo objetivo es proteger datos sensibles o confidenciales.
Dicho de otra forma, este documento garantiza que las personas que lo firman no van a desvelar información privada que su puesto de trabajo o servicio les permite obtener. Al garantizar que no se va a difundir la información con terceras personas, en cierto modo da tranquilidad a la empresa para poder compartir datos que, de lo contrario, la perjudicarían.
El contrato de confidencialidad se puede firmar entre empresa y trabajadores, pero también puede darse entre empresas, o incluso entre particulares. Al tratar de velar por la información, existen muchas opciones para firmarlo.
Estructura del contrato
Aunque la estructura del contrato de confidencialidad puede ser muy similar al de un contrato normal, existen una serie de apartados imprescindibles. Estos son:
- La identificación de las partes firmantes. Este apartado puede ser similar al del contrato, ya que se firma con los mismos. Pero también puede contener otros datos relacionados con agencias u otras empresas.
- La definición de datos confidenciales, para saber cuáles son los considerados como tales. De hecho, en muchos contratos se hace una lista de todos ellos con el objetivo de que quede lo más claro posible. Por ejemplo, serían datos personales, comerciales, información económica y analítica de la empresa, productos en desarrollo o próximos a lanzarse al mercado o inversiones a realizar.
- El motivo por el que se le dará permiso a la persona para conocer esos datos confidenciales.
- Las obligaciones y derechos de cada parte con respecto al uso de estos datos.
- La duración del contrato. Por ley, no hay una duración mínima ni máxima. Normalmente, la duración puede ser de hasta diez años, pero en otros casos podría incluso ser ilimitada.
- Consecuencias legales y sanciones en caso de que se incumpla el acuerdo de confidencialidad.
- Fecha del contrato, así como la fecha en que entraría en vigor el acuerdo.
- Firma de todas las partes. Se entenderá como formalizado en el momento en que todos dispongan de una copia de ese contrato firmado por todos.
Cuándo se debe utilizar un contrato de confidencialidad
Firmar un contrato de confidencialidad es cada vez más habitual. Este es al margen del contrato laboral o mercantil y ayuda a proteger los datos sensibles de empresas o incluso de bases de contactos particulares de la empresa.
Por lo general, este contrato se firma cuando se inicia una relación profesional, aunque puede ocurrir que se presente más adelante.
En aquellos casos en los que se vaya a desvelar información privilegiada o se tenga que manejar datos confidenciales, el contrato de confidencialidad es imprescindible para evitar problemas legales y poder actuar contra la persona en caso de incumplimiento.