Bill Gates lo tiene claro: la profesión vocacional que estará libre de desaparecer por la IA

Si hay un gurú tecnológico pionero desde el comienzo de la revolución informática y de internet, ese es Bill Gates, cofundador de Microsoft. Sus opiniones sobre el futuro tecnológico y laboral, muchas de ellas dando en el clavo, y más aún con la revolución de la inteligencia artificial (IA), se tienen muy en cuenta. Una de las mayores preocupaciones, si no la que más, y motivo de debate, es el engarce entre la IA y el empleo, con opiniones que varían entre las que predicen la desaparición de gran parte de la fuerza laboral mundial a medio y largo plazo y los que creen que no será para tanto porque siempre, de hecho, con cada revolución tecnológica se ha creado más empleo nuevo del que se ha destruido. ¿Qué opina Gates al respecto? Pues más bien está en el primer grupo, pero con matices.
En plena revolución tecnológica, cuando muchos temen que la inteligencia artificial sustituya millones de empleos, Bill Gates ha salido en defensa del papel de los profesores. Desde su blog personal Gates Notes, el magnate ha compartido sus reflexiones tras visitar una escuela pública en Nueva Jersey que ha comenzado a implementar un asistente de IA en las aulas, llamado Khanmigo. Su conclusión es clara: «la tecnología transformará la educación, pero no reemplazará al maestro».
La IA puede ser una aliada poderosa en el aula, mejorando la personalización del aprendizaje, ayudando en la corrección de tareas o detectando alumnos que necesitan apoyo extra. Sin embargo, para Gates la figura del educador sigue siendo insustituible, y cree que lo será incluso cuando la IA alcance su madurez.
Así es Khanmigo, el asistente que transforma el aprendizaje
La Escuela Primaria First Avenue, en Newark (Nueva Jersey), ha sido el escenario del proyecto piloto con esta IA desarrollada por la plataforma educativa Khan Academy. Khanmigo actúa como un tutor virtual que ofrece respuestas inmediatas, evalúa ejercicios, da explicaciones adaptadas y permite un seguimiento individualizado de cada alumno.
Pero Gates va más allá del entusiasmo tecnológico: asegura que este tipo de herramientas deben verse como un apoyo, no como un sustituto. «Los maestros saben más. Con las herramientas adecuadas, siempre encontrarán la manera de apoyar a sus estudiantes», escribe el filántropo.
El sistema, sin embargo, todavía presenta limitaciones: tiene dificultades para pronunciar nombres en español, carece de voz femenina integrada y aún no comprende con precisión algunas peticiones complejas. Para Gates, esto demuestra que la IA necesita tiempo y evolución antes de poder asumir un rol más amplio.
Las ventajas de integrar la IA en las aulas
Lejos de deshumanizar la educación, la IA puede mejorarla al liberar tiempo a los docentes, permitiéndoles centrarse en lo realmente importante: la conexión emocional y pedagógica con sus alumnos. Según Gates, automatizar tareas rutinarias como la corrección o la elaboración de ejercicios puede tener un enorme valor añadido.
Además, estos asistentes pueden actuar como tutores personales, resolviendo dudas inmediatas o proporcionando explicaciones extra a aquellos alumnos que más lo necesiten. También permiten un control detallado sobre el progreso de cada estudiante, algo especialmente útil en aulas con muchos alumnos.
Según datos de la UNESCO, más de 262 millones de niños en el mundo no tienen acceso a una educación de calidad. «El potencial de la IA para democratizar el conocimiento y llevarlo a rincones remotos es enorme», escribe Gates en su análisis, pero siempre de la mano de un docente que actúe como guía humano y emocional. Como vaticinan o al menos desean muchos en otras disciplinas, la IA como aliada y no como sustituta del empleo humano.
El temor a perder empleos frente a una visión integradora
Es una de las grandes preocupaciones del avance de la IA: su impacto en el empleo. Un informe reciente del Foro Económico Mundial calcula que hasta 85 millones de puestos de trabajo podrían desaparecer para 2025 por efecto de la automatización y la inteligencia artificial. Sin embargo, también se crearán otros 97 millones ligados al nuevo ecosistema digital.
Para Gates, la clave no está en resistirse al cambio, sino en guiarlo éticamente. En el caso de la educación, considera que el foco debe estar en formar a los docentes para usar estas herramientas de forma eficiente, como una extensión de sus propias capacidades y no como su reemplazo.
De hecho, el empresario insiste en que el vínculo humano, la capacidad de motivar y entender las emociones de los alumnos, nunca podrá ser replicado por una máquina. Y esto, más que una limitación, debe ser visto como una ventaja. Otros gurús y expertos tecnológicos no son tan optimistas o integradores como Gates, y vaticinan que esta IA actual está en pañales respecto a lo que vendrá, con lo que estas proyecciones optimistas no tienen sentido y la disrupción es inevitable.